TEJOS Y OTROS

TEJOS Y OTROS

Aunque en esta afición son más populares y abundantes los pinos y juníperos dentro del grupo de las coníferas, no nos podemos olvidar de los tejos, que son igualmente indicados para su formación en bonsái, tanto la variedad europea (taxus baccata) como la asiática (taxus cuspidata).

Es un árbol dioico de crecimiento lento, perenne y muy longevo, posee una corteza rojiza delgada y sus hojas lineares son de color verde intenso en la cara superior, mientras que en la inferior son verde claro.

Se adapta a casi todos los estilos de bonsái, aunque por su longevidad, predominan los que tienen maderas secas debidamente tratadas, ya que dan la impresión de haber sobrevivido a las inclemencias del tiempo durante muchos años.

En muchas partes de Europa, los tejos antiguos individuales son considerados monumentos de la naturaleza, restos de antiguos bosques y, por lo tanto, protegidos y conservados.

Otro grupo de coníferas, que sorprenden porque algunas son de hoja caduca, son las especies de taxodium, un género de la familia de las cupresáceas, en el que podemos encontrar los famosos cipreses de los pantanos (taxodium distichum), especie originaria de climas muy húmedos y extremadamente tolerante al encharcamiento. Es la conífera ideal en bonsái para aficionados que viven en zonas húmedas.

Hablando de coníferas caducas, cabe mencionar el género lárix, comúnmente llamado alerce, con hojas aciculares, suaves, verdes y brillantes, en grupos de fascículos de 15 a 40; las agujas se vuelven amarillas y caen a finales de otoño. Es una especie muy trabajada por los aficionados al bonsái ya que es muy resistente y las ramificaciones se pueden posicionar fácilmente mediante sujeciones con alambre.