CERÁMICA

Pasión por la cerámica V. Kataoka Toshio del horno Yamaaki

Descubriendo Yamaaki: el corazón ceramista de Tokoname Yamaaki 山秋 es, sin lugar a dudas, una de las casas ceramistas más antiguas y respetadas de Tokoname, cuna histórica de la alfarería japonesa para bonsái. Su horno, testigo de décadas de dedicación y maestría, ha sido dirigido a lo largo del tiempo por tres generaciones de artesanos que, con manos firmes y espíritu sereno, forjaron un legado de sobria belleza y perfección técnica. La historia comienza con Akiji Kataoka, figura preeminente en el periodo anterior a la consolidación de la firma, a quien se reconoce como la primera generación de Yamaaki. Le sucedió su hijo, Sadamitsu Kataoka, maestro artesano de notable talento, quien representó con honor la segunda generación. La tercera estuvo en manos de Toshio Kataoka, digno heredero de una tradición que ya era parte del alma de Tokoname. En su momento de mayor esplendor, Yamaaki llegó a emplear a más de veinte trabajadores, lo que da idea no sólo de su importancia local, sino del prestigio que sus piezas alcanzaron dentro y fuera del archipiélago japonés. En la actualidad, el legado de Yamaaki pervive bajo la dirección de Hiriaki Inoue, su representante actual, custodio de una herencia que resiste al tiempo con la dignidad propia de los oficios verdaderos. Detalle de la chimenea del antiguo horno de Yamaaki. Lámina en la entrada a los almacenes. El maestro Kataoka Toshio Toshio Kataoka, segundo hijo de Akiji —fundador del legendario horno Yamaaki— y hermano menor del maestro Sadamitsu, representa la tercera generación de una saga de artesanos que hicieron del barro un estilo de vida. Su nombre artístico, Shosenkaku (松泉), permanece en gran medida desconocido en Europa, donde sus piezas, citadas habitualmente con su nombre real, Kataoka Toshio, circulan entre coleccionistas y conocedores con la discreción que distingue a lo auténtico. Bajo su batuta, Yamaaki alcanzó su apogeo. La producción se diversificó y amplió sin perder la raíz artesanal que había sostenido la reputación del horno desde sus inicios. Toshio supo combinar tradición y modernidad, alternando cocciones en hornos de gas y eléctricos con una maestría que sólo concede la experiencia heredada y el rigor del oficio. Sus macetas, moldeadas a mano o empleando torno o moldes, se ganaron pronto el respeto de los alfareros dedicados al bonsái, ese arte que, como la buena cerámica, exige tiempo y precisión. A lo largo de los años, Yamaaki, bajo la mirada de Toshio, produjo todo tipo de piezas: grandes y pequeñas, esmaltadas o desnudas, de formas sobrias o atrevidas, con modelos que han envejecido con la elegancia que sólo el uso y el tiempo otorgan. Una parte esencial de su producción se centró en las grandes macetas sin esmaltar, piezas que, pese a su imponente volumen, sorprenden por su ligereza. Esto fue posible gracias a una rigurosa investigación sobre las pastas cerámicas utilizadas. Su textura y composición buscaban emular el grano característico de las antiguas macetas Udei chinas, y para ello no dudaron en importar shisa —una arcilla arenosa de tonos púrpuras— desde Gikou, en la provincia de Jiangsu. Así, lo que comenzó como una búsqueda técnica acabó por convertirse en un puente cultural entre Japón y China, una alianza silenciosa cocida a fuego lento en los hornos de Tokoname. El señor Kataoka Toshio ya retirado. Las pastas cerámicas empleadas por el horno Yamaaki reciben la denominación de Tokoname Udei, término que designa color y procedencia. Su uso constituye una expresión refinada del equilibrio entre técnica y legado cultural. Como veremos en la galería de este artista el abanico de pastas empleadas se centra en arcillas refractarias de alto contenido en hierro y tonos rojizos y marrones y en pastas más oscuras, grisáceas y negras.  En una próxima publicación abordaremos con mayor detenimiento los distintos tipos de pastas utilizados en la elaboración de macetas para bonsái, no únicamente en Tokoname —cuya relevancia histórica es indiscutible—, sino también en otras regiones de Japón. Asimismo, extenderemos la mirada hacia los centros cerámicos internacionales que, con respeto y pericia, han incorporado estas técnicas a sus propios contextos culturales y estéticos. Maceta cocida de la característica pasta Tokoname Udei, tan frecuente en las creaciones de este horno. Colección LaosGarden. Los hornos de Yamaaki cesaron su actividad hace ya algunos años. Según me confirmó el señor Yasuo Kataoka —respetado intermediario en el comercio de cerámica de Tokoname—, la fábrica cerró definitivamente en el año 2011. Su afirmación no dejó espacio para la duda, transmitida con esa serena certeza que sólo poseen quienes han sido testigos de la decadencia de la actividad en la zona. El señor Kataoka, siempre amable y generoso, tuvo la gentileza de compartir conmigo parte de su vasto conocimiento sobre numerosos artistas japoneses. Respondió a todas mis preguntas con paciencia y una sonrisa discreta, de esas que revelan más cortesía que condescendencia. Que sirvan, pues, estas líneas como modesto testimonio de gratitud y reconocimiento hacia él y su esposa, cuya hospitalidad y calidez dejaron en mí una huella imborrable. Yasuo Kataoka y su esposa. LaosGarden con Yasuo Kataoka e Hidemi Kataoka en una visita a Yoshimura Toen, más conocido en Europa como Shuuhou. A pesar de que los hornos ya no arden como antes, cada rincón del lugar parece guardar ecos del pasado: herramientas desgastadas por el uso, estanterías cubiertas de polvo fino, y piezas que aún conservan el aliento del fuego que les dio forma. Inoue no produce cerámica, pero cuida del lugar como quien custodia un legado, consciente de que lo que preserva no es sólo historia, sino identidad. En 2023 estuvimos en el antiguo horno y pudimos comprar algo del escaso material que les queda a la venta. Óscar y Víctor en las puertas del antiguo horno Yamaaki. En ambas fotografías, Óscar, eligiendo material para comprar.   Gran maceta de Akiji Kataoka con su «kiribako» de madera. Hoy en día, los vestigios que aún permanecen en los antiguos almacenes de Yamaaki están en manos de Hiriaki Inoue. Heredó el horno de su tío, y con él, la responsabilidad de conservar no sólo

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Pasión por la cerámica IV. Hattori Tomoyuki. Cultura japonesa: Maneki-neko.

Hattori Tomoyuki Hattori Tomoyuki, cuyo nombre da título a su propio horno, es uno de esos artistas hechos a sí mismos. Nacido en 1952 en Tajimi, en la prefectura de Gifu —territorio fronterizo de Aichi, donde se asienta Tokoname—, Hattori proviene de una tierra que respira arcilla y memoria: Tajimi, cuna de la cerámica de Mino, o Mino-Yaki, una tradición alfarera que se remonta a más de mil trescientos años. No se trata solo de historia: hoy, aproximadamente la mitad de la producción cerámica de Japón lleva el nombre de Mino, con sus esmaltes oribe y shino reluciendo como signos de identidad nacional. Hattori, sin embargo, no se conformó con la herencia local. Cruzó fronteras cuando emigró a la Alemania Occidental anterior a la reunificación, donde se formó en el Instituto de Cerámica Artística de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Koblenz. Europa, con su rigor y su pluralidad, dejó en Hattori una huella indeleble: una apertura de miras que lo convirtió en un ceramista atípico, más universal, más permeable al diálogo entre culturas. Fue en 1977 cuando comenzó a modelar sus primeras macetas para bonsái, pequeñas arquitecturas vivas donde la tierra y el arte dialogan en silencio. Su primer reconocimiento no tardaría en llegar: en 1980, su obra fue premiada en la exposición nacional “Enkoku Shobachi Meisakuten”. A partir de entonces, su trayectoria se ha jalonado de distinciones y homenajes. Ya instalado en Tokoname, la ciudad de los hornos eternos, Hattori vería su labor recompensada en múltiples ocasiones con el prestigioso Premio de Artes Cerámicas Nagamitsu. Porque Hattori Tomoyuki no solo moldea la tierra: moldea también una forma de ser, una manera de entender el tiempo y la belleza. Hattori fue, para nosotros, mucho más que un ceramista consumado: fue un espíritu entrañable, un artesano de la materia y de la amistad. Su maestría en el oficio, evidente en cada pieza nacida de sus manos, se veía acompañada por una simpatía natural, una amabilidad serena que convertía su taller en una cita ineludible, un pequeño santuario de hospitalidad y belleza. Hace poco, Hattori nos dejó, y en nuestro último viaje a Tokoname, en 2024, nos golpeó la tristeza de no poder rendirle nuestra visita acostumbrada, de no hallar encendida la morada que fue su taller y su hogar, donde el arte y la vida convivían en íntima armonía. En el jardín de Hattori en 2016.  Muy cerca de dónde vivía, llamaba la atención una escultura de una enorme cabeza de gato. Era casi un ritual pasar por el maneki-neko de camino a casa de Hattori. El maneki-neko, (招き猫), es quizás, uno de los amuleto de la suerte más conocidos en la cultura japonesa.  En el jardín de Hattori, en aquel año de 2016, se erguía, a escasa distancia de su residencia, la imponente escultura de una cabeza de gato, una figura singular que no podía sino atraer la atención de cuantos por allí transitaban. Había convertido en un hábito casi ceremonial el hecho de pasar ante el maneki-neko camino a casa de Hattori, como quien rinde un discreto homenaje.El maneki-neko —招き猫, para decirlo con la grafía que le es propia— constituye, sin duda, uno de los amuletos de la fortuna más reconocidos y venerados dentro de la vasta cultura japonesa. Pero aquel, plantado en el jardín de Hattori como un vigía de los días, no era mero objeto de superstición: era emblema, era símbolo, era la memoria pétrea de una esperanza antigua, erigida en medio del tráfago cotidiano. Tokonyan,la cabeza de gato gigante que da la bienvenida a los visitantes de la ciudad de Tokoname. Trás cruzar el puense se llegaba a casa del maestro. Con 3,8 metros de altura, la escultura sólo tiene la cabeza y la pata del gato, dando la impresión de que es una construcción mucho más grande. Historia del Maneki-Neko Este simpático gato, con su patita levantada, es conocido internacionalmente, curiosamente, mucha gente piensa que es chino, pero no, es cien por cien original de Japón.   La historia del maneki-neko se remonta al periodo Edo, (1603-1868) en Japón. La creencia popular  relaciona a los gatos la capacidad de ahuyentar a los malos espíritus, por lo que los comerciantes de aquella época, empezaron a colocar estatuas de gato en la entrada de sus tiendas y de sus negocios para atraer la buena suerte. Cuenta una leyenda del siglo XVII, en el período Edo, que había un templo muy pobre llamado Gotokuji. El anciano monje que lo habitaba compartía la escasa comida que tenía con Tama, una pequeña gata.El acaudalado señor  feudal de la zona, Ii Naokata, fue sorprendido por una gran tormenta mientras cazaba y se refugió bajo un árbol muy cerca del templo. Cansado, hambriento y abatido, vio una gata blanca, negra y marrón que le hacía señas levantando la pata para que se acercase al templo Gotokuji.Cuando Ii Naokata se acercó a la gata cayó un rayo sobre el árbol que le cobijaba. En el templo pudo descansar y comer algo. El señor feudal quedó tan agradecido que donó al templo campos de cultivo, financió las reparaciones y lo dotó con financiación haciendo del templo un lugar rico y prospero.Con el paso del tiempo, el maneki-neko se fue haciendo más popular, y hoy en día, es un símbolo cultural muy habitual en Japón y en muchas otras partes del mundo.  Existen muchas variedades del maneki-neko, y cada una tiene un significado diferente.  SIGNIFICADO DEL MANEKI-NEKO Este gato es muy querido por los japoneses, y cómo decimos, es muy común verlo en cualquier casa o establecimiento, ya que se cree que llama a la prosperidad, el existo, el dinero y la felicidad.  La escultura representa un gato doméstico, sentado, de la raza bobtail japonés, con una patita levantada en señal de llamada, y no saludando, como la mayoría de la gente piensa  Existen diferentes tipos de significado del maneki-neko, dependiendo de cómo esté representado: SOSTENIENDO UNA MONEDA: Atrae la riqueza y la prosperidad financiera. PATA IZQUIERDA LEVANTADA: Atrae a los clientes al negocio. PATA DERECHA LEVANTADA: Atrae el dinero. SOSTENIENDO UN

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Pasión por la cerámica III. Los sellos más frecuentes en las macetas de bonsái Tokoname. Guía de autores.

Pasión por la cerámica III. Los sellos más frecuentes en las macetas de bonsái Tokoname Tokoname: la firma del arte cerámico y el valor de la autenticidad ¿Cómo identificar una pieza genuina y evitar las imitaciones que amenazan esta tradición milenaria? En el mundo de la cerámica, como en tantos otros, la fama también trae consigo desafíos. En más de una ocasión me he topado con falsificaciones —algunas sorprendentemente bien logradas— que buscan aprovechar el prestigio de Tokoname sin tener vínculo alguno con sus talleres ni su tradición. En Europa, estas falsificaciones, se ven a la venta con relativa facilidad.  Además, es común encontrar macetas que se anuncian como procedentes de Tokoname, cuando en realidad provienen de otras regiones cerámicas como Seto o Echizen. En los casos más extremos, incluso se trata de productos fabricados en otros países, especialmente en China, que se venden bajo el nombre de Tokoname, ya sea por error o por interés comercial. Maceta y sello de Akira Shouzan, Tokoname. Colección Laos Garden. Por todo esto, es fundamental prestar atención a los detalles. Aprender a reconocer los sellos auténticos y conocer las características de la cerámica de Tokoname no solo nos protege como compradores, sino que también honra a los verdaderos artesanos que mantienen viva esta tradición. Porque al final, cada pieza auténtica de Tokoname no es solo un objeto: es una obra con alma, con historia y con una firma que la respalda. La magia de una firma grabada en arcilla Las piezas de Tokoname no solo son bellas, también cuentan historias. Cada maceta, taza o figura está impregnada de la paciencia, el oficio y la visión artística de su creador. Pero hay un detalle que muchas veces pasa desapercibido y que, sin embargo, tiene un peso enorme: el sello del autor. Este pequeño grabado no es un simple adorno. Es la firma del artesano, una marca que garantiza la autenticidad de la pieza y representa el compromiso del creador con su arte. Es su forma de decir: “yo hice esto, y lo hice con orgullo”. Tetera con su kiribako y sello del autor de Tokoname Setsudo Kodo. Archivo Laos Garden. Una guía para apreciar la autenticidad Con este artículo queremos ofrecer una herramienta útil y clara para quienes desean adentrarse en el fascinante mundo de la cerámica Tokoname, en particular en el reconocimiento de los sellos más frecuentes que aparecen en sus macetas. Estos sellos no son solo una marca: son el vínculo directo con el autor, la clave para conocer su origen y valorar su autenticidad. La base de esta guía es un célebre listado compilado por un apasionado coleccionista de la propia región de Tokoname. Gracias a su dedicación, esta recopilación se ha convertido con el tiempo en una referencia habitual entre coleccionistas de todo el mundo, y sigue siendo una fuente de consulta esencial para identificar la procedencia y el autor de cada pieza. Navega por la historia de cada firma Cada imagen que encontrarás a continuación te conducirá a la ficha correspondiente, donde podrás acceder a información detallada sobre cada autor: su estilo, su trayectoria y las pastas y esmaltes que utilizaron. Te invitamos a explorar esta galería como si se tratara de un pequeño museo virtual, dedicado a honrar el arte y la autenticidad de Tokoname. Simplemente haz clic en las imágenes para descubrir más. Puede que también te interese PASIÓN POR LA CERÁMICA: HISTORIA DE LAS MACETAS DE BONSÁI:  Pasión por la cerámica XXXIII. Un poco de historia: Los orígenes de la cerámica de bonsái en China. Pasión por la cerámica XXXIV: Japón y las macetas de bonsái. Un vistazo histórico Título de maestro artesano. Las macetas chinas llegadas a Japón. Macetas Kowatari. Macetas Nakawatari. Macetas Shinwatari.  HORNOS TRADICIONALES DE JAPÓN: Los sellos más frecuentes en las macetas de bonsái Tokoname. Pasión por la cerámica III.  Una visita a los hornos tradicionales de Tokoname. Pasión por la cerámica XXVII. Los seis hornos tradicionales y su influencia en las macetas de bonsái. TAMAÑOS DE LAS MACETAS DE BONSÁI. PASTAS O ARCILLAS: Pasión por la cerámica XXVIII. Las pastas de las macetas de bonsái (1ª parte). INTRO Pasión por la cerámica XXIX. Pastas en las macetas de bonsái (2ª parte). ROJIZAS Pasión por la cerámica XXX. Pastas en las macetas de bonsái (3ª parte).  GRISÁCEAS Maruhei, Watanabe Kei. Pasión por la cerámica XVI. Pastas Touka-dei ESMALTES O VIDRIADOS: Los esmaltes en las macetas de bonsái I Los esmaltes en las macetas de bonsái II Los esmaltes clásicos en el taller de Yamafusa Los esmaltes clásicos en el taller de Koyo Toen La evolución de los esmaltes de la casa Yoshimura Shuuhou CULTURA JAPONESA: Los leones de Fu en las macetas de bonsái Faisán japonés “Kiji” Kirin el «unicornio» japonés El tigre en las macetas de bonsái 2024: Año del dragón, bonsáis y curiosidades Hattori Tomoyuki. Pasión por la cerámica IV. Cultura japonesa: Maneki-neko. Bigei. Pasión por la cerámica XII. Cultura japonesa: La apicultura.   OTROS AUTORES JAPONESES FUERA DE TOKONAME: Tani Ranzan-Pasión por la cerámica II PRODUCTO NACIONAL: Pasión por la cerámica IX. Producto nacional: Tony y Nuria de Kamereonpots.  Referencias y créditos: Wikipedia Tokoname.jp Wikipedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Tokoname. Fotos Japón: Antonio Richardo.

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EL ARTE DEL SUISEKI Y EL SUIBAN

SUISEKI: EL ARTE JAPONÉS DE CONTEMPLAR PIEDRAS Suiseki, es una palabra japonesa, que se refiere a una pequeña piedra, sin ningún tipo de manipulación, que al verlas, recuerdan a un paisaje, o a un objeto relacionado con la naturaleza, como a un animal, o incluso a una persona. Algunos especiales en este arte, consideran que la palabra «suiseki» viene de la expresión nipona «sansui kei-seki», que significa literalmente «piedra de agua», esto es sólo el nombre que recibe, ya que cómo apasionados de este arte, podemos decir que la «contemplación de piedras» va mucho más allá que el simple objeto en sí, ya que pasa por la búsqueda de la piedra, la preparación y disfrutar de ello, lo que lo convierte en una gran afición.  Por lo general, debe ser de un tamaño que permita transportarlas fácilmente, aunque en China, es habitual ver piedras que bien se podrían transportar con una grúa, lo ideal es que se pueda coger con una sola mano, o cómo mucho con las dos.  EL SUISEKI ES UNA DISCIPLINA PROPIA Muchos de nosotros, llegamos al suiseki a través del bonsái, ya que son conocidas como acompañamiento en exposiciones de estos pequeños árboles, y están profundamente relacionados con el bonsái, pero lo cierto, es que estas bonitas piedras, no son sólo piezas de acento, sino una disciplina propia. El suiseki realza la belleza de la piedra en su estado natural, pero con un estado de refinamiento, que se consigue dando pátnca, limpiando y mostrando la pieza adecuadamente.   CLASIFICACIÓN SEGÚN SU FORMA CON FORMA DE PAISAJES: Montaña:  (yama-gata-ishi) La más fácil de encontrar. Cascadas, ríos o torrentes:  (keiryu-seki). Isla: (shimagata-ishi). Costa de playa o bahía: (isogata-ishi). Cueva: (dokutsu-ishi). Meseta: (dan-seki). Túneles: (domon-ishi). Entre otros… Buscar estas piedras, y descubrir en ellas, montañas, ríos, lagos etc, conmueve a quién las mira, aportando una gran calma y tranquilidad. CON FORMA DE OBJETOS, ANIMALES, O ANTROPOMORFAS Objeto: puente (hasi-ishi), casa (yagata-ishi), cabañana japonesas tradicional (kuzuya-ishi) o barca (funagataa-ishi). Animal: (dobutsu-seki): pez (uogata-ishi) o pájaro (torigata-ishi). Insecto: (mushigata-ishi).  Antropomorfa: (sugata-ishi). Rocas preciosas: En esta categoría, las rocas se clasifican según su superficie. Presentando un montón  de estructuras, dibujos, y símbolos. Podemos encontrar piedras con motivos vegetales, elementos celestes, meteorológicos y abstractos. OTRAS CLASIFICACIONES Los suisekis, también se pueden clasificar en función de otros sistemas:   Por el lugar de origen, no siempre es posible determinar a ciencia cierta la procedencia de algunas piedras, pero hay algunas localidades japonesas reconocidas por encontrarse en ellas increíbles suisekis, como las piedras del rio Kamogawa. Por su color y por lo que este sugiere al que las contempla, como amanecer, oscurecer o las estaciones del año. Así nos encontramos con piedras negras (kuro-ishi), azabache (maguro-ishi), rojas (aka-ishi), azules (ao-ishi), doradas (ogon-seki)… y de varios colores mezclados. Por sus dibujos superficiales (mon-seki), las más comunes son las que tienen dibujos de plantas (kigata-ishi), como crisantemos (kiku-ishi) y hierbas (kusagata-ishi), pero también pueden ser con dibujos que nos evocan al sol (higata-ishi), la luna (tsukigata-ishi), las estrellas (hoshigata-ishi), nieve (yukigata-ishi), etc. y en general dibujos relacionados con la naturaleza. si quieres convertirte en un nuevo aficionado de esta maravillosa disciplina, te recomendamos algunos lugares dónde puedes encontrar piedras adecuadas para suiseki. Por ejemplo, un lugar ideal, es en los ríos, donde la fuerza del agua ha modelado las piedras a través de diferentes factores. También puedes aprovechar las vacaciones en la playa, o un paseo por la montaña para localizar un gran hallazgo.  Después, si continúas profundizando en la búsqueda de suisekis, un mapa geológico te ayudará. Las piedras volcánicas y las calizas oscuras tienen muy buenas formas. EXPOSICIÓN: SUIBAN Las piedras, pueden ser expuestas de varias maneras. El arte de exponer estas piedras, de manera adecuada, y con calidad se denomina «kazari».La forma más usada de presentar un suiseki, es sobre un suiban o un doban. Suiban, es el nombre japonés, para definir una bandeja plana, sin agujeros de drenaje, normalmente para disponer suiseki, se puede representar colocando la piedra en la bandeja de cerámica, con agua a modo de isla o sobre una base de arena de río para representar una montaña o un cortado.   CURIOSIDADES Las más importantes colecciones de piedras paisaje del mundo se han formado en Japón, China (origen del arte del suiseki) y Corea, aunque en el siglo xx se han comenzado a crear algunas colecciones importantes en Alemania, EE. UU, España, Italia, Reino Unido y República Checa. En otros países occidentales es un arte emergente que crece con mucha rapidez y con un gran interés, especialmente entre los aficionados al bonsái. En España, todos los años se celebra un certamen anual organizado por la Asociación Española de Suiseki. En otros lugares del mundo, a estas rocas se las denomina shangshi (China), suseok (Corea) y landscape stones (piedras paisaje) o viewing stones (piedras de contemplación) en los países de habla inglesa, en un intento de mezclar todos los estilos (suiseki, shangshi y suseok). Vivent T. Covello, considerado un gran experto en la ceremonia del té y coautor del libro «El arte japonés de contemplar piedras»,  Suiseki y su uso con bonsái», estuvo muy interesado en los suiseki o piedras paisaje, consolidando precisamente la costumbre de exponer un suiseki en el tokonoma durante la ceremonia del té, colocando una piedra sencilla sobre una bandeja negra de borde alto, en el centro de dicho tokonoma, justo debajo del kakemono.  el suiseki también se expone en solitario como elemento decorativo en un tokonoma y también es posible que en algunas ocasiones acompañe a un bonsái durante una exposición, aunque en este caso no se denomina suiseki sino tenseki y se trata de piedras que representan la estación del año (invierno, primavera, verano u otoño) con relación al bonsái. “La contemplación de una piedra como símbolo de la naturaleza relaja la mente de las presiones de una vida cotidiana compleja y le permite a una persona retener su sentido de los valores. La importancia de la vida en su forma más simple la forma se refleja a través de la belleza, la fuerza y el carácter

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Pasión por la cerámica II. Tani Ranzan.

Pasión por la cerámica II. Tani Ranzan En nuestro artículo de hoy; Pasión por la cerámica II continuamos con las macetas de autor. En esta ocasión, lo dedicamos al gran ceramista Tani Hiroyuki, conocido por todos los entusiastas y profesionales del bonsái como Tani Ranzan, al que sigo desde hace muchos años. Debido a mi trabajo, y a lo apasionado (por no decir «friki«),  que soy de las macetas, para nosotros fue todo un privilegio visitar su taller, momento desde el cuál, admiro todavía más su trabajo.                                                    Laos Garden en el taller de Tani Ranzan: En las fotografías nos enseña a Víctor y a mí sus macetas…  …Creo que en seguida percibió lo «flipado» que soy del universo de las macetas, y que dentro del mundo de la cerámica, él es uno de mis autores preferidos. Tanto fue así, que me regaló este pequeño monje que tengo puesto en mi despacho, y que guardaré como un bonito recuerdo de nuestro paso por su casa. Tani Ranzan: la sutileza de la forma y la fuerza del fuego en equilibrio perfecto. Nació el 16 de febrero de 1940, en la prefectura de Saitama, su nombre real es Tani Hiroyuki, (es posible que su seudónimo venga del hecho de que se dirigía a trabajar en el taller de Muraku en Arashiyama, Kyoto). Es natural de Kiryu, Gumma, y actualmente reside en Fukaya.   Antes de dedicarse a la cerámica, su principal actividad fue la gestión del restaurante de sushi «Miyakozushi», hasta que en 1979, (Showa 54), su creciente interés por la macetas, le llevaron a dejarlo, y a iniciar un nuevo negocio junto a su esposa, Gen’you, y seis amigos asociados, la apertura de un taller, al que llamaron, Muraku, taller que abrió impulsado por su gran pasión por los bonsáis. Os dejamos una muestra de alguna de las fotos que hicimos en nuestra visita al taller del ceramista, que cómo podéis apreciar en las imágenes, nos recibió con una gran amabilidad. Una experiencia magnífica, con una mezcla de admiración, variedad, belleza, perfección, talento, altruismo…adjetivos que definen muy bien a este gran artista de nivel. Detalles de la decoración en el interior del taller. Curiosas zapatillas de andar por casa en forma de pez. Expositor de macetas del taller de Tani Ranzan. 六楽窯 -Muraku Gama Podéis seguir el taller del Sr. Ranzan en su página de Facebook O visitar su blog:  谷嵐山のぶろぐ  (Valle de Arashiyama)   Detalle de las maces en su taller. Características de sus macetas Tani Ranzan crea macetas hechas a mano, pintadas, talladas y vidriadas con gran detalle. Su colección va desde piezas muy pequeñas, hasta piezas de tamaño Chuhin.  Inicialmente, los precios de sus macetas eran muy razonables, aunque han ido subiendo algo con el tiempo. Tanto sus macetas pintadas tamaño mame, como sus fantásticas piezas talladas sin esmaltar.Algo muy característico, que podemos encontrar en sus macetas, son animales tallados, como un dragón o un pez, que visualmente las aportan gran belleza.                                                                           Tallados que se aprecian incluso en sus macetas mas pequeñas. Sellos del maestro Preparando las macetas de Tani Ranzan en Laos Garden Cómo ya sabéis en nuestra tienda disponemos de una amplia selección de cerámicas para bonsáis. En Laos Garden puedes encontrar la maceta que mejor se adapte a tus necesidades, nuevas, antiguas y de autor, de cultivo, esmaltadas, sin esmaltar…de todos los tamaños, colores y tipo.  Y si como a nosotros, te encanta Tani Ranzan, bien porque ya le conocías, o porque le acabas de descubrir, estamos preparando nuestra nueva colección de sus macetas, que tendremos a la venta muy pronto, en un plazo de entre 7 y 10 días.   Podrás adquirir una en nuestra tienda, estamos en Avenida de Peñascales nº 10,  en las Matas de las Rozas, o bien a través de nuestra página web. Así que sigue leyendo nuestro blog, que nos queda muy poco para tenerlas listas, y lo anunciaremos por aquí ¡En cuánto estén disponibles! Ver las macetas del maestro Ranzan en Laos Garden   Premios de Tani Ranzan   En la 60 ª exposición de creadores de pequeñas macetas shohin de aficionados, ganó el Premio del Presidente. Para la segunda exposición de macetas de bonsái, recibe el premio especial de incentivo.  Y en la primera exposición de los creadores de macetas contemporáneas, tiene el premio de aliento. Para ver otros autores y aprender más sobre cerámica no dejéis de visitar: Pasión por la cerámica.Macetas de Tani Ranzan en Laos Garden   Créditos: Fotografías de Japón: Antonio Richardo.Texto: Beatriz Medina. Archivo y colección: Laos Garden

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Pasión por la cerámica I. Shibakatsu

Pasión por la cerámica I. Permítanme ofrecerles, a través de esta serie de artículos que aquí da comienzo, una invitación a un viaje singular. Se trata de un recorrido atento y reflexivo por el mundo de la cerámica dedicada a la creación de macetas para bonsái; un arte sutil, a menudo silencioso, ejercido con la paciencia y el rigor de quienes entienden el oficio como una forma de vida, no como un simple medio. Muchos de los artesanos que hicieron las macetas que hoy podemos encontrar permanecen prácticamente desconocidos fuera de ciertos círculos especializados. En torno a sus nombres, cuando figuran, flotan la confusión, la desinformación o, peor aún, el olvido. Y, sin embargo, su labor encierra una belleza austera, una sabiduría ancestral que resiste —con dignidad y sin estridencias— el paso del tiempo y la indiferencia del mundo moderno. Entre otros propósitos, con estos textos, me gustaría rescatar del anonimato a esos artesanos. Rendirles homenaje a través de la palabra, del relato sereno y documentado, para que su legado —el de sus manos, sus hornos, sus formas— no desaparezca sin haber sido debidamente reconocido. Que su memoria, como la arcilla que trabajan, perdure. La palabra bonsái proviene de la unión de dos términos japoneses: bon, que significa “bandeja” o “recipiente”, y sai, que se traduce como “cultivar”. Esta etimología nos revela un principio esencial del arte del bonsái: la maceta no es un mero contenedor, sino una parte inseparable del conjunto artístico que conforman árbol y recipiente. Monumental bonsái centenario de carpe coreano, en estilo multitronco. Maceta japonesa antigua Kakuzan. Una obra maestra. Colección Laos Garden. Cuando un bonsái alcanza una edad avanzada y su apariencia refleja el paso del tiempo, la maceta debe ser un reflejo fiel de esa historia visual. No se trata solo de tamaño, forma o color, sino también de su carácter. Las macetas antiguas, marcadas por tonos apagados y pátinas que solo el paso de los años puede otorgar, evocan el concepto japonés de shubui: una estética refinada y discreta, que resalta la belleza de lo sobrio y lo simple, y que se funde de manera natural con los árboles más longevos. Este gusto por lo sencillo, lo imperfecto y lo envejecido es la esencia del wabi-sabi, una filosofía que impregna el arte del bonsái en su totalidad. Sin embargo, más allá de su valor estético, la maceta desempeña una función esencial en el cultivo del bonsái. Debe ser cuidadosamente diseñada para garantizar un drenaje adecuado, contar con orificios de anclaje eficaces y mantener un equilibrio armónico, tanto visual como físico, con el árbol. Es aquí donde las macetas de autor se convierten en piezas únicas, capaces de fusionar técnica y arte de manera excepcional. Cada una de ellas es un reflejo de la sensibilidad de su creador, un testimonio tangible de la maestría y la dedicación invertidas en su elaboración. A lo largo de esta serie de artículos, además de explorar los distintos autores dedicados al arte de las macetas para bonsái, abordaremos también algunas de las cuestiones más recurrentes relacionadas con ellas. Analizaremos los tipos de macetas más adecuados para cada estilo de bonsái, los criterios a seguir al momento de elegir la maceta ideal, su historia y la tradición de los hornos artesanales. Asimismo, profundizaremos en las regiones que han dado origen a diversos estilos, las características de sus pastas y esmaltes, y mucho más. Shibakatsu: El poder de la constancia Iniciamos esta serie, titulada Pasión por la cerámica, comenzando con especial énfasis en Shibakatsu, un taller cerámico y horno fundado en 1973 por Katsuichi Shibata, ceramista de renombre internacional, conocido por su extensa trayectoria en la fabricación de cerámica y por la dedicación que imprime en cada una de sus piezas. Shibakatsu nació en Tokoname, una villa japonesa famosa por su rica tradición cerámica, en la que se encontraba uno de los hornos más antiguos del país. Esta región ha sido un referente en la alfarería y la cerámica durante siglos. A los veinte años, Shibata decidió emprender su camino en este arte. Su objetivo inicial era crear macetas que pudieran ser utilizadas tanto por aquellos que se iniciaban en el mundo del bonsái como por los más experimentados. Hoy, cuatro décadas después, Shibata sigue sorprendiéndose al abrir el horno y descubrir el resultado de su trabajo: una constante mezcla de pasión, tradición y creatividad. Una imagen de Katsuichi Shibata en sus primeros años y algunos de los sellos distintivos que utiliza en sus cerámicas, los cuales reflejan la autenticidad y la tradición que caracterizan su trabajo. Horno y características de su trabajo El taller de Shibakatsu es un pequeño pero acogedor espacio, al que se accede a través de una zona abierta y al aire libre, donde el maestro dedica tiempo a cuidar algunas plantas y, por supuesto, varios bonsáis, siempre acompañados por sus propias macetas. Un discreto cartel en japonés revela la naturaleza de lo que se produce en su interior.  En las fotos: la entrada al taller del maestro, así como un momento capturado junto a Shibakatsu, quien tuvo la amabilidad de inmortalizar este encuentro junto a nosotros. Detalles de la entrada al taller que reflejan la sencillez única de este espacio creativo. Al entrar, se accede directamente a la zona de tienda: un espacio reducido que exhibe, en unas pocas estanterías, las últimas creaciones a la venta del maestro. Más allá de unas cortinas, en la trastienda, se encuentra el corazón del taller: su horno, donde cobra vida la cerámica que ha convertido a Shibakatsu en un referente. Estanterías en Shibakatsu.  Como mostramos, tuvimos el privilegio de conocer al Sr. Shibakatsu y adentrarnos en su taller. Un hombre ya de edad avanzada, de esos que no necesitan muchas palabras para transmitir, con su presencia, la intensidad de la pasión y la dedicación que pone en su trabajo. Su carisma, silencioso pero rotundo, se palpa en el aire, como si cada rincón de su taller hablara de él, de su vida, de su oficio. El lugar donde

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