Pasión por la cerámica XXXVI. Jukousan y Machiko Akira.
El legado de Watanabe: El taller Akira Shouzan y la figura de Jukousan En nuestro artículo anterior, exploramos los orígenes del horno Akira Shouzan de Tokoname, un taller emblemático que encarna como pocos la esencia de la tradición alfarera japonesa, transmitida de generación en generación. Hoy continuamos esta historia centrándonos en sus actuales protagonistas: el hijo y la nuera del fundador, quienes han heredado y renovado el espíritu de este legendario espacio creativo. Detalles del taller de Akira Shouzan. Watanabe Fumikazu El maestro detrás de la evolución de este mítico taller de Tokoname es Watanabe Fumikazu, conocido en el mundo de la cerámica como Jukousan (también transcrito en ocasiones como Shukozan o Shouzan). Nacido el 3 de enero de 1944, Fumikazu se incorporó al taller familiar en 1970, tras su retiro de las Fuerzas de Autodefensa de Japón. A partir de entonces, asumió la dirección de la producción en el horno fundado por su padre, Watanabe Akira. El maestro Jukousan en su juventud y algunos de los sellos más empleados en Shouzan Akira. El maestro detrás de esta evolución es Watanabe Fumikazu (渡辺二三一)conocido en el mundo de la cerámica como Jukousan (渡辺二三一)También mal transcrito en ocasiones como Shukozan o Shouzan). Nacido el 3 de enero de 1944, Fumikazu se incorporó al taller familiar en 1970, tras su retiro de las Fuerzas de Autodefensa de Japón. A partir de entonces, asumió la dirección de la producción en el horno fundado por su padre, Watanabe Akira. Formación y técnicas tradicionales Impulsado por un profundo respeto por la tradición, Jukousan se especializó en el modelado de macetas para bonsái, perfeccionando también la técnica de cocción en el ancestral horno tipo noborigama (horno de escalera). Con el tiempo, amplió su capacidad productiva construyendo dos hornos de gas —uno pequeño y otro grande— que le permitieron mantener la calidad artesanal en mayor escala. Cerámica Tokoname: piezas únicas disponibles en el taller En el taller se pueden encontrar diversas piezas a la venta, cada una con el sello distintivo de la cerámica tradicional de Tokoname. En la parte superior (o izquierda, según el dispositivo) se destaca una pieza elaborada en el característico barro naranja de Tokoname, con una delicada decoración incisa que representa una caña de bambú, símbolo de resistencia y elegancia en la cultura japonesa. Justo debajo (o a la derecha), pueden apreciarse dos tazones realizados a torno, conocidos como piezas de ágata. Estas piezas se crean mediante una técnica que combina diferentes tipos de arcillas de distintos colores, generando un efecto marmoleado único que se integra en toda la estructura de la cerámica, no solo en su superficie. Cada pieza refleja el equilibrio entre tradición, diseño y técnica que distingue al legado cerámico de Tokoname. Las macetas de bonsái Aunque cada una de las piezas disponibles en el taller es un verdadero tesoro, debo admitir que mi atención fue capturada de inmediato por un grupo muy especial: unas antiguas macetas de bonsái cuidadosamente guardadas bajo unas estanterías. Se trataba de piezas únicas, vestigios del pasado, producidas por el propio Jukousan en sus primeras etapas como ceramista, y entre ellas, también se encontraba alguna maceta original de su padre, Watanabe Akira, fundador del taller. Estos ejemplares no solo destacan por su valor estético y técnico, sino también por el peso emocional y cultural que conllevan. Son testigos silenciosos de la evolución del arte cerámico en Tokoname y de la continuidad de un legado que ha pasado de padres a hijos. Maceta para bonsái del maestro Jukousan. Esta pieza de formas rectas es una elegante obra rectangular de proporciones equilibradas: 46 x 35,3x 15,8 cm. Destacan las finas patas de nube o komo-ashi. Colección Laos Garden Tamaños y formatos Las macetas de bonsái producidas por Jukousan cubren un amplio espectro de tamaños, desde pequeñas piezas mame y shohin hasta los formatos medianos chuhin, abarcando medidas de entre 4 y 16 (equivalente a unos 12 a 48 cm). Cada una de estas piezas refleja un equilibrio entre forma, función y estética japonesa. Pequeña maceta fabricada por Jukousan de dimensiones 20 x 12,5 x 5,5 cm. Colección Laos Garden. Para saber más sobre los tamaños en las macetas de bonsái. Sus obras se distinguen por la variedad de métodos empleados: desde el uso de moldes tipo tátara o de cadena, hasta el torno alfarero y rodillos para impresión en bajorrelieve. Trabaja tanto con barros sin esmaltar como con delicadas piezas esmaltadas tipo youhen, logrando acabados que reflejan el alma del fuego y la tierra. Dos macetas de Jukousan. La primera, de forma circular y elaborada a torno, mide 32 x 7,8 cm. La segunda, de 35 x 28,2 x 11,5 cm, fue realizada con técnica tátara o de molde. Ambas piezas forman parte de la colección de Laos Garden. Entre los barros más utilizados se encuentra el rihidei (梨皮泥), que literalmente significa «barro de piel de pera». Este tipo de cerámica sin esmaltar presenta una textura rugosa y natural, en la que los desgrasantes o caliches quedan a la vista, evocando la superficie de una pera. Pequeña maceta de Jukousan con textura rugosa. Medidas: 14,9 x 11 x 6 cm Colección Laos Garden Por otro lado, las piezas esmaltadas o youhen (窑変釉) revelan los efectos impredecibles del horno tradicional sobre esmaltes compuestos por materiales naturales, sin añadidos artificiales. Cada cocción ofrece resultados únicos, convirtiendo cada maceta en una obra irrepetible. En el ejemplo de arriba tenemos una maceta esmaltada en blanco (shiro-kochi) con un craquelado o hibi-Yaki en una maceta Shouzan Akira. Para profundizar en el tema de los esmaltes: Los esmaltes en las macetas de bonsái I Los esmaltes en las macetas de bonsái II Los esmaltes clásicos en el taller de Yamafusa Los esmaltes clásicos en el taller de Koyo Toen La evolución de los esmaltes de la casa Yoshimura Shuuhou Pablo Comesaña En el artículo anterior sobre Watanabe Akira mencionábamos este espectacular pino, plantado en una de las macetas de la casa Shouzan Akira. El árbol ha sido trabajado por Pablo Comesaña, artista gallego que colabora con
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