Nombre del autor:Óscar

Faisán japonés “Kiji”

Faisán japonés “Kiji” El faisán verde es el ave nacional de Japón desde 1947 “kiji”, (キジ). Los “kiji” se representan desde la antigüedad en el arte japonés, formado parte de muchas leyendas mitológicas, poesía, pinturas y por supuesto cerámica. Tienen fama de prevenir los terremotos, ya que alertan de estos con sus cantos que recuerdan al sonido de una trompeta. Cuando el macho canta, produce un sonido disílabo, muy brusco, como si estuviera aclarándose la garganta, seguido de un intenso ruido que produce con las alas. ¿Por qué se suele representar más al macho? Normalmente, se suele representar al macho solo, o a un par de machos. A la hembra se la representa con machos y rara vez sola. Esto es porque si es macho, tiene una corona verde, garganta azul, cuello violeta púrpura, el manto es verde con pequeñas rayas en la parte inferior, el dorso verde, teñido en color oliva o gris claro y color aceituna oscura con ribete negro y rosa en los bordes, en definitiva es muy vistoso. Mientras que si es hembra, no tiene el color tan brillante como el macho. Se cree que el motivo es para ocultarse fácilmente mientras cuida a los polluelos. La parte oscura de las plumas del manto es negra y se extiende hasta el borde estrecho y de color marrón pálido, y tiene un brillo verde cerca de la punta. Al ser un pájaro autóctono, el kiji aparece en obras literarias tradicionales, por ejemplo, en uno de los cuentos clásicos más conocidos, siendo uno de los compañeros de Momotaro, junto al mono y al perro. Puede verse en numerosas obras pictóricas e incluso en la moneda, más concretamente en el reverso de los antiguos billetes de 10.000 yenes, aunque a veces se dice que este es un ave fénix. ¿Te ha parecido interesante el artículo? Déjanos tus comentarios

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Los leones de Fu en las macetas de bonsái

Leones de Fu (Foo) en las macetas de bonsái Una de las decoraciones más habituales en las macetas de bonsái es la figura del León de Fu. Descubramos su origen y el motivo de su presencia en estas piezas. Los Leones de Fu, también conocidos como Komainu (狛犬) o Leones de Buda —pues en chino el término “Foo” hace referencia a Buda—, son criaturas míticas de gran poder nacidas en el seno de la tradición budista. A menudo se les llama también Leones chinos o Leones coreanos, y no es raro que se les confunda con perros, especialmente con el dogo del Tíbet o mastín tibetano. Esta asociación, sin embargo, es inexacta, ya que no se trata de perros, sino de leones. En diversas representaciones, Buda aparece montado sobre uno de estos majestuosos guardianes. En ocasiones, se les denomina también shishi (石獅, shíshī en pinyin), expresión china que significa literalmente “león de piedra”. Otras macetas de Tosui Shikao en Laos Garden Su presencia es común en Japón, China, Corea, Tailandia, el Tíbet y, en general, en todo el Sudeste Asiático. Tradicionalmente, los Leones de Fu se sitúan a las puertas de palacios y templos budistas, y también custodian tumbas imperiales, especialmente desde la época de la dinastía Han (206 a. C. – 220 d. C.) hasta el ocaso del Imperio chino en 1911. Estas figuras también aparecen junto a la representación de Mañjuśrī, una de las grandes deidades del budismo mahāyāna, quien, habiendo alcanzado la iluminación, renuncia al nirvana para ayudar a otros en su camino espiritual. Los Leones de Fu llegaron relativamente tarde a la cultura china, hacia principios del siglo III d. C., junto con la expansión del budismo, y fueron adoptados posteriormente en Japón, posiblemente durante el periodo Asuka (552–710), durante el reinado de la emperatriz Suiko, la primera mujer en ocupar el trono imperial (593–628). Considerados guardianes de la ley y símbolos de protección, se colocaban para ahuyentar espíritus malignos, energías negativas y también personas con malas intenciones. Por ello, era habitual verlos decorando la entrada de edificios oficiales, templos y hogares. Siempre se presentan en pareja: un macho y una hembra, reflejo de la dualidad y el equilibrio. Esta tradición encuentra un curioso eco en los leones del Congreso de los Diputados en Madrid, conocidos como Atalanta e Hipómenes. Cuando se popularizó la figura de estos leones, llegando a los hogares, solía decirse que el león macho tenía encomendada la tarea de proteger a los integrantes del hogar cuando estos se encontraban fuera mientras que la hembra protegía el hogar. ¿Te ha gustado este artículo?. ¿Te gustaría conocer más sobre estos y otros animales de la cultura japonesa?. Déjanos tus comentarios Leones de piedra. Medidas: 13 x 10 x 11 cm. Archivo Laos Garden. Un par de leones, en esta ocasión color rojo. Medidas: 23 x 18 x 17 cm. Colección Laos Garden. León en bronce, gran detalle. Medidas: 35 x 11 x 30 cm. Colección Laos Garden. León de cerámica. Medidas 21 x 16 x 26 cm. Archivo LaosGarden y León de bronce de grandes dimensiones: 50 x 20 x 41,5 cm y 17 kilos de peso. Colección Laos Garden. Para ver Leones de Foo a la venta pincha en el siguiente link a Laos Garden. Otros artículos sobre cultura japonesa: Faisán japonés “Kiji” Kirin el «unicornio» japonés El tigre en las macetas de bonsái 2024: Año del dragón, bonsáis y curiosidades Hattori Tomoyuki. Pasión por la cerámica IV. Cultura japonesa: Maneki-neko. Bigei. Pasión por la cerámica XII. Cultura japonesa: La apicultura.

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