Pasión por la cerámica XXXVII. Watanabe Masami del horno Shouzan Kaneshou.

Pasión por la cerámica XXXVII. Watanabe Masami y Fusyu del horno Shouzan Kaneshou.

El horno Shouzan (正山), también conocido como Shozan o Shouzan Kaneshou (渡辺正山), fue fundado en 1972 por Watanabe Masami, considerado uno de los ceramistas de bonsái más destacados de su época, especialmente reconocido por sus macetas de bonsái sin esmaltar de gran formato.

Macetas de gran tamaño listas para cocer en los hornos de Shouzan Kaneshou

El nombre de este horno ha generado cierta controversia debido a las diversas formas en que ha sido transcrito. Una de las más comunes es Kanesho Seitosho.

A esta ambigüedad nominal se suma una confusión recurrente en el ámbito de la cerámica de Tokoname, incluso en entornos especializados como tiendas de bonsái de alto nivel: la asociación errónea entre dos casas distintas —Shouzan Kaneshou y Akiza Shouzan—, ambas con trayectoria en Tokoname. Esta confusión no solo afecta a las denominaciones de los hornos, sino también a la atribución de las obras, llegando en ocasiones a intercambiarse los nombres de dos ceramistas con identidades y trayectorias distintas: Watanabe Akira y Watanabe Masami.

Con Masami se inicia la primera generación de una saga que, sin embargo, hunde sus raíces en más de tres siglos de tradición alfarera y que hoy continúa viva gracias a sus descendientes, entre ellos Watanabe Kazuhiro, conocido artísticamente como Ikko. 

Watanabe Masami

Watanabe Masami nació el 4 de agosto de 1927. A los quince años, en 1942, ingresó en la empresa de cerámica Kanekatsu (勝), dirigida por su padre. Allí trabajó en la elaboración de vasijas y canaletas de barro, piezas de uso cotidiano en todo Japón. Sin embargo, la llegada de nuevas alternativas en metal y plástico hizo desaparecer aquel mercado. Ante esa transformación, su padre se vio obligado a reorientar la producción hacia las tradicionales vasijas de té rojas y hacia la cerámica destinada al bonsái, camino que acabaría marcando también la trayectoria de Masami.

Antigua chimenea, esquema y cámara de horno industrial de Tokoname, donde se cocían las canaletas cerámicas.

Reutilización de vasijas cerámicas en uno de los rincones con encanto de la ciudad de Tokoname. 

Watanabe Masami alcanzó la independencia en 1961 y, pocos años más tarde, en 1972, fundó la fábrica cerámica Kaneshou (正), aún en activo. En este taller comenzó a producir macetas para bonsái empleando dos técnicas principales: el urdido, consistente en superponer rollos o cilindros de barro para levantar las paredes del recipiente, y el moldeado por presión o técnica tatara.

Moldes para reproducir piezas con técnica tatara de las casas Seizan Reiho y Bigei

Gracias a su destreza en ambos métodos, Watanabe pudo especializarse en la creación de grandes macetas, casi siempre sin esmaltar. Sus piezas destacan por la precisión en los ángulos y esquinas, perfectamente definidos, así como por el particular brillo de sus superficies, evocador de las antiguas vasijas chinas. Este efecto lo logra tras una paciente investigación de los procesos de cocción y un meticuloso estudio de las distintas arcillas utilizadas.

Dos obras en forma de cascada del maestro Masami en la que se aprecia la maestría del artesano en el acabado de las piezas. Maceta hexagonal de 22,5 x 19 x 16, 5 cm y cuadrada de 22 x 22 x 20 cm. Ambas pertenecientes a la colección Laos Garden. 

Tambor o taiko de gran tamaño creado por Masami en arcilla rojiza. Tamaño 52,8 x 12,8 cm. 

Colección Laos Garden.

Si deseas profundizar en las características de estas arcillas te invitamos a consultar los siguientes artículos:

Las pastas en las macetas de bonsái (1ª parte)

Las pastas en las macetas de bonsái (2ª parte)

Las pastas en las macetas de bonsái (3ª parte)

En reconocimiento a su maestría, en 1987 recibió la acreditación oficial de Artesano Tradicional de la alfarería de Tokoname.

Destacan en su producción una serie de macetas rectangulares para pinos y otras coníferas de gran formato —entre 40 y 62 centímetros— que muestran, en distintos acabados, la excelencia de su trabajo en la definición de aristas y la calidad de sus superficies.

Tres ejemplos de estas macetas rectangulares en barro shudei de Masami. Todas pertenecientes a la colección Laos Garden. Medidas: 64 x 49 x 14, 62 x 51 x 18 y 48 x 39 x 12 cm 

Dos macetas ovaladas de Masami con medidas: 46 x 38,5 11 y 59 x 46,5 x 11 cm. Colección Laos Garden. 

Macetas cuadrada de Masami con medidas: 40 x 40 x 14 cm. Colección Laos Garden. 

Si bien la fama de Masami se forjó principalmente gracias a sus imponentes macetas para bonsáis de gran porte, su maestría no se detuvo ahí. También dedicó parte de su obra a la creación de delicadas macetas de pequeño formato, pensadas para albergar shohin y chuhin con la misma sensibilidad estética y precisión técnica.

Las piezas que mostramos a continuación son un claro ejemplo de ese trabajo más íntimo y refinado. Todas ellas forman parte de la colección Laos Garden, y destacan no solo por sus proporciones equilibradas, sino también por la sutileza de sus acabados.

Sus medidas, cuidadosamente equilibradas y proporcionadas, son:

  • 22 × 16,5 × 5 cm

  • 18,6 × 14,3 × 7,3 cm

  • 12,4 × 9,7 × 4,5 cm

  • 11,3 × 8,5 × 3,2 cm

Si te interesa conocer más sobre los distintos tamaños de macetas utilizados en el arte del bonsái, puedes acceder a este enlace.

Fusyu, Tomifune Watanabe

En el mismo horno de Kaneshou, merece una mención especial la labor discreta pero profundamente admirable de la esposa de Watanabe Masami, una alfarera de gran prestigio cuya obra, singular y delicadamente personal, ha sabido dejar una huella inconfundible en el mundo del bonsái. Además de su reconocida trayectoria, es también la madre del célebre ceramista Ikko Watanabe, lo que convierte su legado en un eslabón fundamental dentro de esta destacada familia de artesanos.

En un ámbito tradicionalmente dominado por hombres, el trabajo de las mujeres en la cerámica japonesa ha sido durante mucho tiempo silencioso, a menudo relegado a un segundo plano o vinculado a tareas auxiliares dentro del taller familiar. Sin embargo, algunas figuras —como Fusyu— han desafiado ese rol impuesto, desarrollando una voz artística propia y elevando su labor al mismo nivel que la de sus homólogos masculinos. Su obra no solo representa una afirmación de identidad dentro de un oficio ancestral, sino también una contribución imprescindible al patrimonio cerámico japonés.

Fantástica obra de Fusyu. Colección Laos Garden

Cada una de sus macetas, realizada íntegramente a mano y firmada con su puño y letra, destila una sensibilidad única. Su estilo se caracteriza por una sobriedad elegante: bandas en relieve cuidadosamente trabajadas, remaches sutilmente dispuestos y una pátina oscura que, al aplicarse sobre el característico barro rojo shudei, otorga a las piezas un aire de antigüedad serena, nunca forzada y un característico acabado de paño en las bases.  

Una pequeña maceta plana con acabado rugoso. Colección Laos Garden.

El resultado es una cerámica profundamente artesanal, equilibrada en su forma y contenida en su expresión estética. Son piezas que no buscan el protagonismo inmediato, pero que revelan su belleza y profundidad a través del tiempo y la contemplación.

Créditos:

Técnicas del bonsái. John Naka.

Tokoname.or.jp. Ikko

Archivo Laos Garden.

.Watanabe Shouzan Kaneshou. Bijutsu Bonkei

Fotos Japón: Antonio Richardo. 

0 0 votos
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
0 Comentarios
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios
0
Me encantaría conocer su opinión.x
()
x