Descubriendo Yamaaki: el corazón ceramista de Tokoname
Yamaaki 山秋 es, sin lugar a dudas, una de las casas ceramistas más antiguas y respetadas de Tokoname, cuna histórica de la alfarería japonesa para bonsái. Su horno, testigo de décadas de dedicación y maestría, ha sido dirigido a lo largo del tiempo por tres generaciones de artesanos que, con manos firmes y espíritu sereno, forjaron un legado de sobria belleza y perfección técnica.
La historia comienza con Akiji Kataoka, figura preeminente en el periodo anterior a la consolidación de la firma, a quien se reconoce como la primera generación de Yamaaki. Le sucedió su hijo, Sadamitsu Kataoka, maestro artesano de notable talento, quien representó con honor la segunda generación. La tercera estuvo en manos de Toshio Kataoka, digno heredero de una tradición que ya era parte del alma de Tokoname.
En su momento de mayor esplendor, Yamaaki llegó a emplear a más de veinte trabajadores, lo que da idea no sólo de su importancia local, sino del prestigio que sus piezas alcanzaron dentro y fuera del archipiélago japonés.
En la actualidad, el legado de Yamaaki pervive bajo la dirección de Hiriaki Inoue, su representante actual, custodio de una herencia que resiste al tiempo con la dignidad propia de los oficios verdaderos.


El maestro Kataoka Toshio
Toshio Kataoka, segundo hijo de Akiji —fundador del legendario horno Yamaaki— y hermano menor del maestro Sadamitsu, representa la tercera generación de una saga de artesanos que hicieron del barro un estilo de vida. Su nombre artístico, Shosenkaku (松泉), permanece en gran medida desconocido en Europa, donde sus piezas, citadas habitualmente con su nombre real, Kataoka Toshio, circulan entre coleccionistas y conocedores con la discreción que distingue a lo auténtico.
Bajo su batuta, Yamaaki alcanzó su apogeo. La producción se diversificó y amplió sin perder la raíz artesanal que había sostenido la reputación del horno desde sus inicios. Toshio supo combinar tradición y modernidad, alternando cocciones en hornos de gas y eléctricos con una maestría que sólo concede la experiencia heredada y el rigor del oficio.
Sus macetas, moldeadas a mano o empleando torno o moldes, se ganaron pronto el respeto de los alfareros dedicados al bonsái, ese arte que, como la buena cerámica, exige tiempo y precisión. A lo largo de los años, Yamaaki, bajo la mirada de Toshio, produjo todo tipo de piezas: grandes y pequeñas, esmaltadas o desnudas, de formas sobrias o atrevidas, con modelos que han envejecido con la elegancia que sólo el uso y el tiempo otorgan.
Una parte esencial de su producción se centró en las grandes macetas sin esmaltar, piezas que, pese a su imponente volumen, sorprenden por su ligereza. Esto fue posible gracias a una rigurosa investigación sobre las pastas cerámicas utilizadas. Su textura y composición buscaban emular el grano característico de las antiguas macetas Udei chinas, y para ello no dudaron en importar shisa —una arcilla arenosa de tonos púrpuras— desde Gikou, en la provincia de Jiangsu. Así, lo que comenzó como una búsqueda técnica acabó por convertirse en un puente cultural entre Japón y China, una alianza silenciosa cocida a fuego lento en los hornos de Tokoname.

Las pastas cerámicas empleadas por el horno Yamaaki reciben la denominación de Tokoname Udei, término que designa color y procedencia. Su uso constituye una expresión refinada del equilibrio entre técnica y legado cultural. Como veremos en la galería de este artista el abanico de pastas empleadas se centra en arcillas refractarias de alto contenido en hierro y tonos rojizos y marrones y en pastas más oscuras, grisáceas y negras.
En una próxima publicación abordaremos con mayor detenimiento los distintos tipos de pastas utilizados en la elaboración de macetas para bonsái, no únicamente en Tokoname —cuya relevancia histórica es indiscutible—, sino también en otras regiones de Japón. Asimismo, extenderemos la mirada hacia los centros cerámicos internacionales que, con respeto y pericia, han incorporado estas técnicas a sus propios contextos culturales y estéticos.


Los hornos de Yamaaki cesaron su actividad hace ya algunos años. Según me confirmó el señor Yasuo Kataoka —respetado intermediario en el comercio de cerámica de Tokoname—, la fábrica cerró definitivamente en el año 2011. Su afirmación no dejó espacio para la duda, transmitida con esa serena certeza que sólo poseen quienes han sido testigos de la decadencia de la actividad en la zona.
El señor Kataoka, siempre amable y generoso, tuvo la gentileza de compartir conmigo parte de su vasto conocimiento sobre numerosos artistas japoneses. Respondió a todas mis preguntas con paciencia y una sonrisa discreta, de esas que revelan más cortesía que condescendencia. Que sirvan, pues, estas líneas como modesto testimonio de gratitud y reconocimiento hacia él y su esposa, cuya hospitalidad y calidez dejaron en mí una huella imborrable.


A pesar de que los hornos ya no arden como antes, cada rincón del lugar parece guardar ecos del pasado: herramientas desgastadas por el uso, estanterías cubiertas de polvo fino, y piezas que aún conservan el aliento del fuego que les dio forma. Inoue no produce cerámica, pero cuida del lugar como quien custodia un legado, consciente de que lo que preserva no es sólo historia, sino identidad.
En 2023 estuvimos en el antiguo horno y pudimos comprar algo del escaso material que les queda a la venta.


En ambas fotografías, Óscar, eligiendo material para comprar.

Hoy en día, los vestigios que aún permanecen en los antiguos almacenes de Yamaaki están en manos de Hiriaki Inoue. Heredó el horno de su tío, y con él, la responsabilidad de conservar no sólo un espacio físico, sino también la memoria viva de una tradición que resiste el paso del tiempo.


Hiriaki Inoue


Macetas de Kataoka Toshio en LaosGarden en 2017.
Un pequeño recorrido por la obra de Kataoka Toshio
La obra de Kataoka Toshio no deja lugar a la indiferencia. Hay en ella una búsqueda deliberada de equilibrio, una poética de la forma que trasciende la mera utilidad del objeto. La variedad de estilos, colores y acabados, como se aprecia en la siguiente galería fotográfica, abruma por su riqueza, pero nunca por exceso: cada pieza está pensada con una precisión casi silenciosa, como si el autor trabajara desde la contemplación más que desde la urgencia.
Sus macetas destacan por unas proporciones impecables, concebidas no sólo para contener, sino para acompañar con discreta elegancia los estilos y especies más comunes del bonsái. No hay en su obra nada casual: todo responde a una sensibilidad cultivada, a una mirada profunda sobre el arte, la naturaleza y la armonía entre ambos.
Macetas sin esmaltar






























La variedad de modelos y tonalidades en las pastas resulta, sencillamente, inabarcable. Cada pieza parece explorar una posibilidad distinta del color y la textura, como si el barro se ofreciera, dócil y sabio, a la voluntad del artista.
Entre esta vasta diversidad, cobran especial aprecio aquellas macetas inspiradas en la tradición clásica china, mucho más estrechas, escapando de las perfectas proporciones que hemos citado. También gozan de notable estima las macetas diseñadas para estilos en cascada o semicascada, cuya arquitectura vertical parece acompañar, sin esfuerzo, la caída natural del árbol.






Dos macetas del horno Yamaaki de corte tradicional chino. Macetas muy parecidas a las antiguas Nakawatari. Colección Laos Garden.










Macetas «made in Yamaaki» para cascada y semicascada, cuadradas, hexagonales, circulares, etc. Colección Laos Garden.
Los esmaltes de la casa
Junto a la asombrosa diversidad de formas y colores de las pastas, los esmaltes constituyen la otra mitad de un binomio que se combina con una perfección casi absoluta. Estos esmaltes, sometidos a las inclemencias del tiempo, adquieren una pátina única, como si el paso de los días los dotara de una belleza madura y silenciosa, capaz de capturar la mirada con su sutileza. La gama de colores que presentan es igualmente impresionante, un abanico tan vasto como evocador, que invita a perderse en sus matices, que parecen cambiar según la luz, el clima y la historia que cada pieza guarda en su superficie.












Por último, no quería concluir este artículo sin antes hacer mención de una de las macetas más representativas de Yamaaki. Estas piezas, de una singular elegancia, se caracterizan por sus decoraciones en relieve, que evocan motivos florales meticulosamente trabajados. Cada detalle, cuidadosamente esculpido en la arcilla, refleja la maestría artesanal de la región y la profunda conexión entre el arte cerámico y la naturaleza. Las formas y los relieves no solo embellecen la pieza, sino que también transmiten una sensación de armonía y equilibrio que caracteriza la tradición de Yamaaki.


Todas las macetas empleadas en el blog pertenecen a la colección Laos Garden.
En la actualidad las macetas antiguas y especialmente las selladas y/o firmadas son objeto de coleccionismo, no sólo en Japón, sino especialmente en Europa y E.E.U.U.. Las macetas japonesas fabricadas tras la Segunda Guerra Mundial son también muy apreciadas, especialmente las de Tokoname, que han adquirido fama mundial. Como hemos visto entre las de la zona destacan por su calidad las macetas de Yamaaki.
En nuestro catálogo, se ofrece una cuidada selección de autores y hornos, que incluye algunas de las firmas más prestigiosas y reconocidas en el arte de la cerámica japonesa. Entre ellos, se destacan nombres como Gyozan, Bigei, Yamaaki, Ikko, Zenigo, Shuuhou, Yamafusa, Maruhei, Keizan, y muchos otros cuya obra trasciende el tiempo. Cada una de estas piezas es una manifestación única de tradición y maestría. Te invitamos a explorar nuestra página web, www.laosgarden.com, y adentrarte en este fascinante universo de arte y cultura. ¡Descúbrelo por ti mismo!
Créditos: Tokoname.jp, archivo LaosGarden.
Fotos Japón: Antonio Richardo.
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