
Pasión por la cerámica XVIII. Las macetas para bonsái Kowatari.
En el artículo anterior de Pasión por la Cerámica exploramos cómo el aislamiento de Japón provocó que los productos extranjeros fueran escasos y recibieran denominaciones diversas, según la época en que arribaron al país.
Los objetos foráneos —como obras de arte, libros, medicinas, entre otros— que fueron importados principalmente desde China antes y durante el Período Muromachi (室町時代, 1392-1568), reciben el nombre de «Ookowatari» (大古渡). Este término hace referencia a importaciones de gran antigüedad.


Productos Kowatari: un poco de contexto histórico
El periodo Edo, también llamado era Tokugawa, se extendió desde 1603 hasta 1868, durante el cual Japón estuvo bajo el gobierno de la familia Tokugawa. Su nombre proviene de la ciudad de Edo, actual Tokio, que sirvió como capital en esos años. En 1603, Tokugawa Ieyasu asumió el título de shogun, dando inicio a un régimen centralizado. Esta etapa se caracterizó por una prolongada paz interior, un notable crecimiento económico y un significativo desarrollo cultural. La sociedad japonesa quedó organizada en estrictas clases sociales, mientras que el shogunato adoptó una política de aislamiento para preservar la influencia extranjera. La economía giró en torno a la agricultura y el comercio, y la cultura popular vivió un auge con expresiones como el ukiyo-e, las célebres pinturas de la “vida flotante”, y el teatro kabuki. En 1853, la llegada de los navíos estadounidenses comandados por Matthew Perry obligó a Japón a abrirse al comercio internacional. Finalmente, en 1868, la caída del shogunato y el inicio de la Restauración Meiji marcaron el fin de este período histórico.
El término «Kowatari» alude a importaciones antiguas, denominado comúnmente «cruce antiguo», y se emplea comúnmente para referirse a utensilios de té y telas emblemáticas. Estos productos llegaron a las islas antes de 1800 o 1869, y entre las diversas telas, que superaban los 400 tipos, destaca una llamada sarasa (更紗). Se trata de tejidos de algodón estampado, que sirven de inspiración para las telas modernas usadas en el envoltorio de macetas, suisekis y mesas antiguas. Estas piezas, conocidas como “Taoru kuka-yu”, se utilizan para cubrir y exhibir los objetos antes de guardarlos en cajas de madera hechas a medida, conocidas como “kiribako”.


John Yoshio Naka sitúa la llegada de las macetas Nakawatari en la era Meiji (1869–1911). En consecuencia, las Kowatari habrían llegado antes de 1869, durante el período del shogunato Tokugawa (1603–1867).
En la fotografía vemos a John Yoshio Naka, autor de Técnicas del Bonsái, considerado por muchos como el mejor libro sobre el arte del bonsái, junto a uno de sus árboles más célebres: «Goshin».

Las macetas Kowatari y Nakawatari gozan de una gran estima en Japón, donde sus formas, texturas y tonalidades han sido fuente de inspiración desde su introducción. Durante el siglo XX, la mayoría de las macetas utilizadas en las más prestigiosas exposiciones japonesas, como el Kokufu-Ten, procedían de China. Hoy en día, los grandes maestros del bonsái en Japón, como Suzuki y Kobayashi, son auténticos coleccionistas de estas piezas excepcionales.






En el Museo de Bonsái Shunkaen, fundado por Kunio Kobayashi, tuvimos el privilegio de contemplar su extraordinaria colección de antiguas macetas chinas, entre las que destacan las exquisitas Kowatari, Nakawatari y Shinwatari.




Maceta kowatari con un desmesurado agujero de drenaje, idéntico al que se ve en la penúltima foto de la colección de Kobayashi. Medidas: 61 x 40,3 x 20,7 cm. Colección Laos Garden.
Quizás el jardín que más me ha maravillado en todo Japón es el de Obuse, en el Museo Taikan de Shinji Suzuki. No pretendo aquí detallar las obras maestras del bonsái ni la exquisita armonía del entorno, pues ese será tema para otro artículo. Más allá de lo ya mencionado, la colección de cerámica resulta impresionante, y la sección dedicada a las antiguas macetas chinas es, sin duda, una joya auténtica. Sara Camacho, una española que ha dedicado varios años como aprendiz en el vivero, tuvo la amabilidad de mostrarnos cada rincón del jardín. Mientras los demás contemplaban los árboles y el conjunto del jardín, yo aproveché para quedarme en la sala de las Kowatari y Nakawatari. Creo que es, si no la mejor, una de las colecciones más destacadas de este tipo de macetas. En exposiciones de renombre, como la Kokufu-ten, es habitual que se exijan macetas que respeten tanto el diseño del árbol como su antigüedad y calidad; en ese sentido, las antiguas macetas chinas siempre son una elección insuperable. Muchas de estas piezas y sellos solo los había visto hasta entonces en libros.









Tokugawa Yoshinobu, décimo quinto y último shogun de la dinastía Tokugawa, nació en 1837 y asumió el cargo en 1867. Durante su breve mandato, se vio enfrentado a crecientes presiones tanto internas como externas que desafiaban el antiguo orden feudal. En 1868, tras la Revolución Meiji, renunció voluntariamente al poder, entregando el gobierno al emperador Meiji. Retirado de la vida pública, vivió en un exilio relativo, aunque mantuvo cierta participación en episodios políticos. Falleció en 1913, dejando un legado fundamental en la transición de Japón de un sistema feudal a una nación moderna. En el jardín de Shinji Suzuki aún se conservan dos pinos que pertenecieron a Yoshinobu.
¿Qué sucedía en China en estos momentos?
Entre 1600 y 1886, China atravesó profundas transformaciones políticas, sociales y económicas. A comienzos del siglo XVII, la dinastía Ming se vio debilitada por crisis internas y presiones externas, circunstancias que precipitaron su caída en 1644. En ese contexto, los manchúes aprovecharon la oportunidad para instaurar la dinastía Qing, que se mantuvo en el poder hasta 1912.

Durante los reinados de emperadores como Kangxi (1661-1722) y Qianlong (1735-1796), el imperio Qing alcanzó su máxima expansión territorial, incorporando regiones como Taiwán, Tíbet y Mongolia.
No obstante, durante el siglo XIX, China se vio obligada a enfrentar profundos desafíos ante la presión ejercida por las potencias occidentales. Las Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860) terminaron en dolorosas derrotas, obligando al país a firmar tratados desiguales que cedieron territorios como Hong Kong al Reino Unido y permitieron la apertura de varios puertos al comercio extranjero.
La Rebelión Taiping (1851-1864) provocó la muerte de millones de personas y dejó a la dinastía Qing gravemente debilitada. Aunque se impulsaron ciertos esfuerzos de modernización, el imperio siguió enfrentando profundas crisis internas y presiones externas hasta finales del siglo XIX.
Sellos de las macetas Kowatari
Existen numerosos sellos que identifican los hornos donde se produjeron estas macetas; aquellas que llevan sello son especialmente codiciadas por los coleccionistas y, en algunos casos, alcanzan precios astronómicos. Este fenómeno se ha intensificado desde que los compradores chinos comenzaron a adquirir con entusiasmo todo ejemplar disponible en el mercado. Son muchos los libros dedicados a este fascinante mundo. En la foto: algunos volúmenes de mi colección personal.





Maceta china Kowatari con agujeros de drenaje de luna llena o «mangetsu-gata». Detalle del sello que identifica al horno Syuusyouyuusei (Xiao Shaoming). Medidas: 55,6 x 37,7 x 17,7 cm Colección Laos Garden.




Maceta china Kowatari decorada con paisaje pintado, con pequeños agujeros de drenaje. Detalle del sello de la casa Uoukihatsu. Medidas: 45,2 x 29,8 x 12,6 cm. Colección Laos Garden.
El aumento sostenido de los precios ha propiciado, en las últimas décadas, la aparición de falsificaciones de diversa calidad: algunas logran imitar con acierto las formas y las pastas originales, mientras que otras resultan fácilmente reconocibles. Incluso los sellos suelen reproducirse mediante enrutadores, pero con el tiempo, su identificación se vuelve sencilla. Más adelante, abordaremos este tema en mayor detalle.
Muchos sellos japoneses fabricados a comienzos del siglo XX —y aún después— son en realidad imitaciones o copias directas de los antiguos sellos chinos Kowatari. Un ejemplo elocuente de ello es uno de los sellos de Izumi-Ya, utilizado por Zenigo y su padre, que reproduce fielmente el sello chino Kowatari de la casa Qian Hao Xiang Zhi.
Además de las copias directas y de los sellos inspirados en los Kowatari y Nakawatari chinos, muchos de los caracteres (kanjis) utilizados en los sellos japoneses provienen del chino antiguo. Esto suele dificultar su traducción y transcripción, incluso para los propios japoneses.


Existen colaboraciones entre autores de época Kowatari. En estos casos es frecuente encontrar piezas con sellos de dos casas:









Finalmente, quisiera concluir este artículo compartiendo un ejemplo de Kowatari esmaltada. Para ello, presentamos una maceta rectangular de esmalte blanco procedente del archivo, cuyas dimensiones son 46,7 × 30,6 × 6,8 cm.
Esperamos que hayáis disfrutado de este artículo tanto como yo he disfrutado al escribirlo. A continuación, os dejamos una selección de artículos relacionados con la historia de estas macetas.
Procedencia de las macetas de bonsái y los hornos tradicionales de China.
Historia de las macetas de bonsái en Japón.
Las macetas chinas llegadas a Japón
Pasión por la cerámica XVIII. Las macetas para bonsái Nakawatari.
Pasión por la cerámica XX. Las macetas para bonsái Shinwatari.
Visita a los hornos tradicionales de Tokoname
Próximos artículos:
Shin-Shin-A: Las macetas chinas exportadas a Japón tras la Segunda Guerra Mundial (1945).
Créditos:
Wikipedia
Arte La Guía 2000.
El Mundo Chino. Jacques Gernet.
Técnicas del Bonsái. John Yoshio Naka.
Fotos Japón: Antonio Richardo.
Fotos de dominio público, archivo Laos Garden y colección Laos Garden.
[…] las macetas chinas Kowatari, llegadas a Japón antes de 1868, nos ocupamos ahora de las piezas que arribaron entre 1868 y 1912. […]
[…] e inusual maceta de dimensiones de corte Kowatari. Medidas: 61 x 38,5 x 18 cm. Colección […]
[…] Seizan. No era una empresa sencilla; aspiraba a recrear con precisión las legendarias macetas Kowatari, tesoros ceramicos provenientes de China que habían resistido siglos de historia. Para […]