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Pasión por la cerámica XXI. El tamaño de las macetas de bonsái.

Pasión por la cerámica XXI. El tamaño de las macetas de bonsái. Los bonsáis, como casi todo en este mundo, pueden ser clasificados de mil maneras. Por especies, claro está: coníferas, caducos y perennes.  También por su tamaño, su estilo, el número de troncos que los sostienen o la cantidad de árboles plantados juntos.  La maceta ha de estar a la altura del inquilino y en la proporción adecuada, es decir, la anchura de la maceta, una vez el bonsái ha completado su fase de diseño, ha de ser aproximadamente 2/3 de la altura del árbol.  Hoy nos ocupamos de la clasificación por tamaños, que va desde lo «microscópico» hasta árboles «gigantes» de más de un metro, porque el término bonsái no siempre significa diminuto. Aunque en la imaginación popular persista la idea de un arbolito de bolsillo, un miniatura de la naturaleza, conviene dejar claro que no hay una medida correcta.  Los intervalos de medidas varían de unos autores a otros, en rojo aparecen las categorías y medidas planteadas por John Yoshio Naka. Keshitsubu o Shito: Es el tamaño más reducido, se denomina tamaño de semilla de amapola. Según John Yoshio Naka: “La semilla se siembra directamente en la maceta para obtener mejores resultados”. Generalmente se considera esta categoría por debajo de los 5 centímetros. Es un tamaño fascinante, pero el cultivo y el modelado es bastante difícil. También se le llama bonsái de bolsillo. Maceta hexagonal con esmalte amarillo de la casa Bunzan de Seto, Japón. Medidas: 2 x 1,8 x 1,3 cm. Colección Laos Garden. Maceta de la República Checa esmaltada en rojo. Medidas: 3 x 3 x 1,9 cm. Colección Laos Garden. Pequeña maceta esmaltada en verde por Shibakatsu, Tokoname. Medidas: 3 x 3 x 2,5 cm. Colección Laos Garden. Mame: Convencionalmente es un bonsái del tamaño de la palma de la mano entre 5 y 15 centímetros de altura. Naka apunta que deben entran en una mano de tamaño medio 3 ó 4 ejemplares. Al igual que los Ketshisubu son difíciles de cultivar y diseñar. Espectacular maceta sin esmaltar para bonsái. Tallada a mano por el premiado autor Tani Ranzan. Medidas: 9,4 x 7,8 x 3,8 cm. Colección Laos Garden. Pequeña maceta en forma de mokko, esmaltada en verde. Jiang Kobayashi del horno Bokukakai (China). Medidas: 10,6 x 8,8 x 3,3 cm. Colección Laos Garden. Maceta para bonsái procedente de Tokoname de Hisashi Shu Kazumasa. Harumoto. Detalladas patas de nube. Medidas: 7,5 x 2,3 cm. Colección Laos Garden. Shohin: Árboles de menos de 25 centímetros, uno de los tamaños más buscados para los coleccionistas. Esta categoría no la incluye John Naka. Maceta sin esmaltar de Kataoka Katsushi (Reiho), del horno Seizan de Tokoname. Medidas: 12,5 x 11 x 3,8 cm. Colección Laos Garden. Maceta hexagonal esmaltada en azul por Saida Bikou (Tokio) Medidas: 11,7 x 10,3 x 6 cm. Colección Laos Garden. Elegante maceta sin esmaltar creada por Song Jiaron, Yixing (China).. Medidas: 12 x 4,2 cm.. Colección Laos Garden. Komono: Para Naka esta categoría comprende entre 12 y 18 centímetros. Otros autores unen esta categoría a Katade Mochi o Kotate Mochi y proponen un intervalo entre 15 y 31 centímetros de altura. Maceta de porcelana pintada a mano por Sekizan Kazan. Medidas: 15,5 x 9,7 x 8,5 cm. Colección LaosGarden. Maceta pintada a mano por Satomi, del horno Terahata, en Seto. Medidas: 16 x 12,1 x 4,4 cm. Colección Laos Garden. Elegante maceta sin esmaltar creada por Matsushita Masuo (Zenigo), del horno de Tokoname Izumi-Ya. Medidas: 18,1 x 14,1 x 5,7 cm. Colección Laos Garden. Katade Mochi:  Es el tamaño entre 20 a 40 cm de altura. Hay excepciones, por ejemplo el estilo en roca no entra en esta categoría. Es el tamaño más popular entre los amantes del bonsái. Maceta ovalada esmaltada en ocre por Tosui Masao (Seto). Medidas: 23,5 x 15,7 x 3,8 cm. Colección Laos Garden. Maceta coreana esmaltada en azul de la casa Tongrae. Medidas: 24 x 18 x 6,2 cm. Colección Laos Garden. Maceta rectangular con relieve en forma de bambú, del horno Shunhosho de Tokoname. Medidas: 27 x 20,3 x 3 cm Colección Laos Garden. Chumono: El tamaño mediano de bonsái, entre 45 y 90 centímetros de altura, recibe este calificativo. Es la medida ideal que un hombre puede manejar sin ayuda. Es el más empleado a la hora de exponer. Otros autores proponen un intervalo entre 30 y 60 centímetros de altura. Maceta para bonsái rectangular con elegantes patas de nube. De la reconocida casa Tazan de Tokoname. Medidas: 40 x 28,2 x 13,2 cm. Colección Laos Garden. Preciosa y antigua maceta para bonsái, con patas de nube. Shigaraki. Medidas: 40 x 29 x 12 cm. Colección Laos Garden. Preciosa maceta para bonsái sin esmaltar. Procedente del horno Yamaaki, Tokoname. Medidas: 35,4 x 11 cm. Colección Laos Garden. Omono: Sin incluir la maceta son árboles entre 90 y 120 centímetros de alto. El nombre hace alusión a que se necesitan varias personas para levantarlo. Otros autores proponen un intrevalo entre 60 y 120 centímetros de altura. Maceta para bonsái rectangular con precioso esmalte, fabricada por Reiho. Tokoname. Medidas: 68 x 38,5 x 18 cm. Colección Laos Garden. Antigua e impresionante maceta de gran tamaño de Yamato Sanko. Tokoname. Medidas: 63,3 x 47 x 10 cm. Colección Laos Garden. Impresiónate maceta para bonsái, esmaltada en verde (oribe), forma de tambor. Sello y firma: Koyo Aiba Koichirou (Tokoname). Medidas: 62,5 x 12 cm. Colección Laos Garden. Hachi-Uye:  Cuando los bonsáis miden más de 130 centímetros de alto reciben el nombre de “Hachi-Uye”. En Europa nos referimos también a ellos como bonsái de jardín, ya que se exhiben principalmente en patios o exposiciones temporales de grandes edificios. Los arboles de jardín que no están en maceta, es decir, que están plantados directamente en el suelo, aunque estén educados en algún estilo de bonsai no se consideran bonsáis y reciben el nombre de “Niwa-Gi”, tengan el tamaño que tengan. En Japón seleccionando macetas tamaño Hachi-Uye. En Laos Garden con macetas Hachi-Uye. 2025

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Pasión por la cerámica XX. El misterio de las macetas Shinwatari.

Pasión por la cerámica XX. El misterio de las macetas Shinwatari. Entre 1911 y 1940, China y Japón jugaron al gato y al ratón en un tablero donde la pólvora hablaba más alto que la diplomacia. Hubo roces, escaramuzas y alguna que otra puñalada trapera entre embajadores, hasta que la tensión, que olía a pólvora desde hacía tiempo, estalló en una guerra a cara de perro: la Segunda Guerra Sino-Japonesa (1937-1945). Aquello no fue más que un sangriento ensayo general, un prólogo siniestro de la carnicería que estaba por venir, la Segunda Guerra Mundial, el mayor festín de sangre y hierro que ha conocido la humanidad. En este artículo iremos alternando episodios de la historia china y japonesa. Para que resulte más sencillo identificar a cuál nos referimos en cada momento, utilizaremos el color verde para los pasajes dedicados a China y rojo granate para los relativos a Japón. Esperamos que esta pequeña guía visual haga la lectura más amena y comprensible. El contexto histórico. A comienzos del siglo XX, China estaba sumido en la decadencia y la corrupción de la dinastía Qing. En 1911 estalló una chispa que incendiaría el imperio: la Revolución de Xinhai. Los revolucionarios, hartos de siglos de opresión y humillación extranjera, se alzaron contra el trono. Sun Yat-sen, desde el exilio, se erigió como líder de este movimiento que buscaba modernizar y liberar a la nación. Tras la Restauración Meiji, el país había abrazado la modernidad con gran voracidad, adoptando tecnologías occidentales y reformando sus estructuras sociales y políticas. Sin embargo, bajo la superficie de este progreso, latía un corazón imperialista que buscaba expandir su influencia más allá de sus costas. Con la abdicación del último emperador  en 1912, nació la República de China. Pero la esperanza pronto se tornó en desilusión. El país se fragmentó bajo el yugo de señores de la guerra, cada uno más despiadado que el anterior, sumiendo a la nación en un caos de ambiciones y traiciones. En medio de este desorden, emergieron dos figuras que marcarían el destino de China: Chiang Kai-shek, líder del Kuomintang, y Mao Zedong, al frente del Partido Comunista. Aliados en un principio contra los señores de la guerra, pronto se volvieron enemigos acérrimos, arrastrando al país a una guerra civil sin cuartel. Chiang Kai-shek, líder del Kuomintang, y Mao Zedong, al frente del Partido Comunista, en su último encuentro. Emperador Yoshiito(Taisho Tenno) En 1912, con la muerte del emperador Meiji, se cerraba una era de transformaciones profundas. Su sucesor, el emperador Taishō, asumió el trono en medio de tensiones internas y externas. Japón, que ya había demostrado su poderío militar en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, comenzó a mirar con codicia los vastos territorios de Asia oriental. Aliado de potencias occidentales durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Japón vio la oportunidad, mientras Europa se desangraba en las trincheras, de consolidar su presencia en China, presentando las «Veintiuna Demandas» a una República China tambaleante, buscando controlar vastas regiones chinas política y económicamente.  La Gran Depresión de 1929, llevando al desempleo y al descontento social fue el caldo de cultivo para que el militarismo comenzara a ganar terreno, y voces que clamaban por una expansión agresiva se hicieron más fuertes. Japón continuaba mirando con codicia las tierras chinas. En 1931, sin una declaración formal de guerra, Manchuria cayó bajo su control.  Japón estableció el estado títere de Manchukuo, con el último emperador chino, Puyi, como figura decorativa. La comunidad internacional condenó la agresión, pero las sanciones fueron tibias, y Japón se retiró de la Sociedad de Naciones en 1933, desafiando abiertamente el orden mundial establecido. En 1937, la invasión se intensificó, desatando una brutalidad que dejó cicatrices imborrables en el alma china. El ascenso del militarismo fue imparable. Los líderes civiles fueron desplazados o eliminados, y el gobierno cayó bajo el control de oficiales que veían en la guerra la solución a los problemas económicos y demográficos de la nación. La propaganda exaltaba el bushido, el código de honor samurái, y preparaba a la población para futuros conflictos. Las tensiones con China estallaron en una guerra abierta tras el Incidente del Puente Marco Polo. Las tropas japonesas avanzaron rápidamente, capturando ciudades clave como Pekín y Shanghái. Sin embargo, fue en Nankín donde el mundo fue testigo de la brutalidad desatada: masacres, violaciones y una destrucción sin sentido que dejaron una mancha imborrable en la historia.Al llegar 1940, Japón había firmado el Pacto Tripartito con Alemania e Italia, alineándose con las potencias del Eje. La nación se encontraba en una encrucijada, embriagada por sus éxitos militares pero cada vez más aislada diplomáticamente. La maquinaria bélica seguía su curso, y el sol naciente se preparaba para desafíos aún mayores en el horizonte.Así, en menos de tres décadas, Japón transitó de una nación en proceso de modernización a un imperio agresivo, cuyas ambiciones y acciones cambiarían para siempre el curso de la historia mundial. La victoria de Mao Zedong y del Partido Comunista de China en la Revolución de 1949 dio origen a la República Popular China, poniendo fin a los largos años de guerra civil. Este acontecimiento histórico consolidó el dominio comunista en el país y situó a Mao como la figura central del nuevo orden político. Las macetas Shinwatari Las macetas chinas llegadas a Japón en este periodo son de tan buena calidad como la de los periodos anteriores, las Kowatari y las Nakawatari, pero sus formas y diseños varían ampliando el abanico de modelos y decoraciones. Se ven bandejas considerablemente más planas, acabados bruñidos, formas de saco, decoraciones incisas, etc. Se conocen como Shinwatari o Shinto (新渡), y también como Imawatari (今渡), términos que significan literalmente «nuevo cruce». Estas piezas llegaron a las islas, como ya mencionamos, entre 1911 y 1940. Jhon Yoshio Naka las describe con precisión al referirse a «las macetas que arribaron antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial». Algunas de estas macetas reproducen las formas —e incluso los característicos orificios de drenaje— de las antiguas Kowatari, ya sea con agujeros

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Pasión por la cerámica XIX. Las macetas para bonsái Nakawatari.

Pasión por la cerámica XIX. Las macetas para bonsái Nakawatari. Después de las macetas chinas Kowatari, que llegaron a Japón antes de 1868, pasamos ahora a las piezas introducidas entre 1868 y 1912, coincidiendo con la era Meiji o Meiji jidai (明治時代). Estos recipientes se conocen con el nombre de Nakawatari (中渡). Elegante maceta Nakawatari de labio abierto y delicadas patas de nube. Loza «soba» o de grano sarraceno. Una forma muy imitada en Japón especialmente empleada en pinos. Medidas: 35,7 x 25,1 x 8,7 cm. Colección Laos Garden.   Un poco de contexto histórico: El periodo Meiji Este periodo marcó una transformación profunda en Japón, que dejó atrás el sistema feudal del shogunato Tokugawa para convertirse en una monarquía centralizada. Comenzó en 1868 con la restauración del emperador Meiji y concluyó en 1912, al fallecer este monarca. Durante estos años, el país emprendió reformas políticas, sociales y económicas que lo impulsaron a convertirse en una potencia industrial moderna. Se promulgaron nuevas leyes, se reformó el sistema educativo y se modernizó el ejército siguiendo modelos occidentales. Japón abrió sus puertas al mundo, adoptó tecnologías e industrias extranjeras y asimiló diversos aspectos de la cultura occidental. Paralelamente, inició su expansión territorial, comenzando por la anexión de regiones cercanas. La modernización se consolidó con la promulgación de una nueva constitución y el establecimiento de un sistema parlamentario. La Primera Guerra Sino-Japonesa (1894-1895) tuvo como propósito fortalecer la influencia política y militar de Japón y asegurar el acceso a recursos estratégicos en la región. Este conflicto puso en evidencia el fracaso de la dinastía Qing para modernizar su ejército y proteger su soberanía, en claro contraste con el éxito alcanzado por Japón tras la Restauración Meiji. Durante la era Meiji, la reapertura al comercio exterior propició, entre otras cosas, un auge en la importación de macetas chinas, que se convirtieron en un símbolo del renovado interés japonés por el arte y la artesanía extranjeros. Ilustración «Kenpō happushiki no zu» muestra la ceremonia de promulgación de la Constitución Meiji (Colección Especial de la Librería Metropolitana de Tokio). ¿Cómo son las macetas Nakawatari? Las macetas Nakawatari se distinguen por sus elegantes formas rectangulares, redondas u ovaladas, apreciadas tanto por su estética como por su funcionalidad. Al igual que las Kowatari, presentan una gran variedad y están elaboradas con arcilla de alta calidad, lo que favorece la retención adecuada de humedad y una óptima ventilación para las raíces del bonsái. Según John Yoshio Naka, muchas de estas macetas son cocidas durante meses a bajas temperaturas, utilizando exclusivamente tallos de arroz como combustible. Existen numerosos sellos de los hornos donde se fabricaban, y aunque su significado literal es “Cruce medio”, la mayoría de las Nakawatari que se conservan hoy en día no presentan sello alguno. Maceta típica Nakawatari, de forma ovalada y sin esmaltar, elaborada en pasta de grano sarraceno. Presenta los característicos pequeños orificios de drenaje, situados lejos del centro en la base, detalle distintivo de esta pieza. Si se me permite una nota de humor, me recuerdan a las bandejas en las que se sirve el cochinillo asado en Segovia. Medidas: 45,5 x 30,3 x 8,5 cm. Perteneciente a la colección Laos Garden. Existen numerosos sellos de los hornos que las producían, muy valorados, y cuyo significado literal es “Cruce medio”. Sin embargo, la mayoría de las Nakawatari que han llegado hasta nosotros carecen de sello. La clásica maceta rectangular Nakawatari, sin sellar, destaca por su diseño sencillo y funcional. Al igual que en los ejemplos anteriores, esta pieza elaborada en pasta de grano sarraceno se distingue por sus pequeños orificios de drenaje ubicados en las esquinas.  Por lo general, sus dimensiones tienden a ser más estrechas que las de las macetas contemporáneas. Sus medidas cocretas son 41,6 x 24 x 10,6 cm.  Forma parte de la colección Laos Garden. Existen numerosos sellos de los hornos responsables de su fabricación, apreciados por su valor documental histórico que datan inequivovamente estas macetas llamadas de “Cruce medio”. No obstante, la mayoría de las macetas Nakawatari que han llegado hasta nuestros días carecen de sello. Elegante maceta sin esmaltar Nakawatari de cantos redondeados o «nade kaku» y banda central en el cuerpo de la maceta o «Do himo futa suji». Medidas: 39 x24,8 x 9 cm. Colección LaosGarden Para profundizar en el conocimiento sobre los hornos en los que se cocieron estas macetas, les invitamos a visitar: Pasión por la cerámica XXIII. Un breve recorrido histórico: los orígenes de las macetas de bonsái en China. La mayoría de estas macetas presentan un acabado sin esmaltar, otorgándoles un carácter rústico y auténtico. No obstante, también se encuentran versiones esmaltadas, especialmente en tonos blanco, verde y azul, destacando entre estos últimos el distintivo azul Namako. Gracias a su origen y excelente calidad, estas piezas son altamente valoradas tanto por coleccionistas como por cultivadores de bonsáis. Maceta Nakawatari, rectangular y esmaltada en blanco o «shiro Kochi». Los agujeros de drenaje originales son los esquinados, los que están junto a las patas. Estos son típicos del periodo. Los agujeros centrales están hechos en un periodo posterior a la cocción. Medidas: 37,5 x 25,1 x 8,7 cm. Colección Laos Garden. Maceta Nakawatari ovalada con esmalte azul Namako. Sello del horno Katsutokuwa. Medidas: 58 x 37 x 5,8 cm. Colección Laos Garden.  El esmalte Namako es una técnica tradicional de la cerámica china, reconocida por su profundo tono azul salpicado de manchas blancas y negras. Su nombre, que significa «babosa de mar», evoca el aspecto brillante y moteado que recuerda a la piel de este animal marino. Más allá de su singular belleza, este esmalte destaca por la complejidad de su elaboración, testimonio de la paciencia y el talento de los ceramistas que dan vida a piezas verdaderamente únicas. Para profundizar en el tema de los esmaltes: Los esmaltes en las macetas de bonsái I Los esmaltes en las macetas de bonsái II Los esmaltes clásicos en el taller de Yamafusa Los esmaltes clásicos en el taller de Koyo Toen La evolución de los

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Pasión por la cerámica XVI. Watanabe Kei, Maruhei: El artesano tradicional.

Watanabe Kei, Maruhei. Pasión por la cerámica XVI: Los artesanos tradicionales. Nos enfrentamos hoy a uno de los autores más enigmáticos de Tokoname. Conocido como Maruhei (有趣), su nombre real es Watanabe Kei (渡辺敬). Regentó durante décadas un horno llamado Yuushu Keishin Maruhei, fundado según los textos en 1898. Elegante maceta de Maruhei. Cerámica circular con patas de nube. Medidas: 42 x 15,2 cm. Colección Laos Garden. Listados del mayorista durante la década de 1970. En amarillo, la sección destinada a Yuushu Keishin Maruhei. Aquellos años marcaron el auge de las macetas para bonsái de Tokoname, antes de que el mercado se viera inundado por las piezas procedentes de Yixing, China. Maruhei ha sido reconocido como maestro artesano (伝統工芸士) y distinguido con la medalla de la Orden del Tesoro Sagrado. A pesar de estos honores, y de figurar en los listados de coleccionistas desde los años 70 —así como en sus versiones digitalizadas en los 90—, sigue siendo uno de los autores más subestimados. Rara vez se le incluye en los libros de mayor prestigio dedicados a la cerámica para bonsái, en los que, paradójicamente, sí aparecen otros ceramistas que no cuentan con la distinción de maestro artesano. ¿Qué es la Orden del Tesoro Sagrado? La Orden del Tesoro Sagrado, instituida en 1888, es una condecoración que se otorga a hombres y mujeres en reconocimiento a sus años de dedicación al servicio público y a los méritos alcanzados. Su diseño presenta dieciséis cuentas, alternando tamaños, dispuestas en torno a un espejo del tesoro —una reliquia ancestral—, del cual emanan cuatro u ocho rayos de luz. Entre la insignia y la cinta, se encuentra una daga ornamentada con flores y hojas de paulownia. Medalla de la Orden del Tesoro Sagrado. Medalla y certificado de la Orden del Tesoro Sagrado. El texto comienza con: «El Emperador de Japón es…» y el sello del país, «El Gran Sello de Japón». ¿Qué es un maestro artesano? El título de Maestro Artesano representa un alto reconocimiento otorgado por la Asociación para la Promoción de la Industria de la Artesanía Tradicional (Fundación General Incorporada). Esta entidad, vinculada al gobierno de Japón, distingue como “artesanos tradicionales” a aquellos profesionales que, entre los ingenieros dedicados a la producción de artesanías designadas por el Ministro de Economía, Comercio e Industria, demuestran un dominio excepcional de técnicas y saberes ancestrales. Quienes reciben este honor asumen el compromiso de salvaguardar el legado cultural de su oficio. Se espera de ellos no solo una continua dedicación al perfeccionamiento de su arte, sino también la responsabilidad de transmitir sus conocimientos y habilidades a las generaciones venideras. Distintivo artesano tradicional. Yukihiro Nakawaza mostrando su distinción como artesano tradicional en el proceso de fabricación de altares budistas y aplicación de pan de oro. Junto a Maruhei, varios autores de Tokoname atesoran esta distinción: Akiji Kataoka y Kataoka Sadamitsu del horno Yamaaki, Watanabe Kakuyuki de Kakuzan, Kataoka Katsushi (Reiho) de Seizan, Kataoka Susumu y Kataoka Hidemi de Yoshimura, Matsushita Masuo de Izumi-Ya, Watanabe Masami de Shouzan Kaneshou, Mizukami Kiyoshi de Kyokusei, Watanabe Akira y Watanabe Fumikazu (Jukousan) de Akira Shouzan, Sawada Shigeharu de Marushi Shigeharu y Matsushita Reiji de Reiho. Desde mi perspectiva, Maruhei es uno de los ceramistas que mejor domina el acabado de piezas sin esmaltar, junto con Gyozan y Sanpou. Su obra posee una serie de cualidades que le confieren un carácter inconfundible, una identidad estética que ha sido frecuentemente emulada por otros artesanos. Cabe señalar, además, que ni Gyozan ni Sanpou ostentan la distinción de maestro artesano. Tambor de Gyozan Yukizou de pasta Shi-dei. Medidas: 37,7 x 8,7 cm Colección Laos Garden Maceta de gran porte, rectangula, hecha a mano por Sanpou. De pasta Shu-dei con tonos hiiro-Yaki o escarlatas. Medidas: 87,3 x 61 x 23 cm. Colección Laos Garden. Maruhei era un hombre a quien conocimos ya entrado en años. Su mirada profunda y la habilidad de sus manos contrastaban con su extrema delgadez y una fragilidad que, a simple vista, parecía dominar su figura.  Al parecer, en sus primeros años, Watanabe elaboraba sus piezas en un horno tipo Noborigama, de estructura escalonada. Con el tiempo, estableció su propio taller en Tokoname.» Las transcripciones del nombre y del horno de Maruhei presentan notables variaciones según la publicación. Este autor utiliza una gran diversidad de sellos para firmar sus obras: en algunos aparece únicamente «Maruhei», en otros «hecho por Maruhei» y en otros, «Yuushu». Suele estampar sus sellos en la base de las piezas y, en ocasiones, añade un sello más pequeño en alguna de las caras exteriores de las macetas. Además, es habitual que reserve su firma para sus trabajos más destacados. Detalle del sello en la parte exterior de la maceta. Colección Laos Garden. Detalle de sello y firma de Maruhei. Colección Laos Garden. Algunos de sus sellos se emplean en un tipo de macetas que evocan las antiguas piezas chinas conocidas como Nakawatari y Kowatari. Se trata de macetas de aspecto más rústico y robusto, a menudo de gran tamaño. Es posible que, en ciertos casos, hayan sido realizadas por algún discípulo. Sin embargo, las fuentes que he consultado no aclaran si estos alumnos pertenecían también a la familia Maruhei, aunque el señor Yasuo Kataoka me comentó en una ocasión que, efectivamente, así era. Es conocido que los fabricantes japoneses utilizarán diferentes sellos durante distintos períodos de su vida creativa. A veces, el artista utiliza un sello o una firma diferente para significar la más alta o baja calidad de la maceta. A veces tienen varios sellos para cerámicas de distintos tamaños, sólo porque los grandes no entran en las macetas pequeñas. En resumen, un buen entretenimiento para los coleccionistas de macetas entre los que me encuentro. Las arcillas utilizadas para elaborar estas macetas provienen de Tokoname y se distinguen por su gran dureza tras la cocción, además de desarrollar bellas pátinas con el paso del tiempo. Este efecto es especialmente notable en las pastas claras o doradas, como la del presente ejemplo, conocidas también como Touka-dei o “de flor

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Pasión por la cerámica XV. Los seis hornos tradicionales y su influencia en las macetas de bonsái.

Pasión por la cerámica XV: Los seis grandes hornos tradicionales. Hoy en día, la alfarería japonesa vive un momento vibrante. En todo el país abundan los comercios que exhiben con orgullo una gran variedad de piezas cerámicas: utensilios de cocina, vajillas, tazones para el té y mucho más. Estos objetos no son simples accesorios, sino parte esencial de la vida cotidiana en Japón, respaldados por una tradición milenaria que sigue plenamente vigente. La cerámica en Japón está profundamente entrelazada con su cultura gastronómica. El hecho de que los comensales sostengan cuencos y platos con las manos crea un vínculo íntimo con cada pieza, que no solo cumple una función práctica, sino que también refleja el paso de las estaciones y el gusto estético del momento. Esta relación cercana y respetuosa se manifiesta también en técnicas como el kintsugi, donde las fracturas de una pieza se reparan con metales preciosos, celebrando la belleza de lo imperfecto y reafirmando el valor de cada objeto. Kintsugi es una técnica de origen japonés para reparar las fracturas de la cerámica. Se emplea barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de oro. Preciosa maceta Nakawatari esmaltada en blanco, del horno Syouhainoin. Medidas: 43 x 26,7 x 6,8 cm. Colección Laos Garden. Hacia el final del periodo “Kamakura” y durante el periodo “Muromachi” (1400-1600) existían en Japón varios centros de actividad cerámica. Los más importantes fueron Tokoname, Shigaraki, Tanba, Bizen, Echizen y Seto. Son conocidos como los seis grandes hornos de Japón, o en japonés «Rokkoyo». En este artículo tratamos la evolución de estos seis hornos de tradición milenaria y de como su producción  ha influido el los estilos de la cerámica de bonsái. Situación geográfica Se sitúan en la zona central de la isla de Honshu, la mayor de Japón, donde se localizan grandes canteras de barros de las que se nutren los «Seis hornos antiguos». Son diferentes tipos de arcilla que dan  características propias a cada zona. Los hornos están situados en zonas montañosas donde es más fácil su construcción y cerca de bosques donde recoger leña. También han sido tradicionalmente un hervidero de actividad para los ceramistas jóvenes, que se mudaban a estas ciudades por sus numerosos hornos históricos, escuelas de cerámica y talleres disponibles para alquilar. Hoy en día siguen atrayendo ceramistas de toda la nación. Mapa de la localización de los «Seis hornos antiguos». Cada región tiene su propio estilo característico. Hornos de Tanba Se encuentra transcrito como Tanba o Tamba. Su periodo dorado fue entre los siglos XII y XV y en la actualidad forman parte de los lugares Patrimonio de Japón desde 2017. El Consejo de Promoción del Patrimonio de Japón de los «Seis hornos antiguos», celebra encuentros y trabaja para fortalecer lazos entre las seis regiones.  Este estilo de cerámica es propio de la zona de Hyogo y es denominado «Tanba-Yaki», ha evolucionado mucho desde sus orígenes y actualmente existen varias variantes. Según las últimas investigaciones arqueológicas se cree que se originó en la era Heian. En la ciudad de Kamitachikui se encuentra el horno Noborigama más antiguo de la región, datado en 1895 y está registrado entre los Bienes Culturales Étnicos Tangibles de la Prefectura de Hyogo.  Maceta para bonsái hecha con una técnica semi-primitiva que se usó para darle esta textura áspera. Tuvimos una hace muchos años pero he sido incapaz de encontrarla en el archivo. La fotografía está sacada de Técnicas del Bonsái II, de John Yoshio Naka. Moderna maceta de estilo Tanba-Yaki. Su autor es conocido como Tanma. Aunque podría tratarse de una mala transcripción del mismo horno. Archivo Laos Garden.. Hornos de Echizen En 1948, Fujio Koyama, un famoso estudioso de la cerámica antigua, incluyó la cerámica Echizen en su lista de Seis Hornos Antiguos, y fue designada «Patrimonio de Japón» en 2017. Como en el caso de Tanba, la cerámica Echizen se remonta a finales del período Heian. En aquella época la alfarería producía principalmente artículos de uso cotidiano, como tinajas para agua o cereales, o morteros. Como la zona, en la prefectura de Fukui, está cerca de la costa, los productos fueron entregados por barcos de Kitamae hasta Hokkaido en el norte y la prefectura de Shimane en el sur. Echizen se desarrolló como el distrito productor de cerámica más grande de Hokuriku. La cerámica Echizen fue designada artesanía tradicional nacional en 1986. Las técnicas de producción se han transmitido de generación en generación y muchos alfareros crean ahora nuevos tipos de cerámica Echizen. Copas modernas para sake estilo Echizen-Yaki. Cerámica tradicional de Echizen. Esta cerámica puede ser cocida sin esmalte y las piezas a menudo tampoco están decoradas, lo que da como resultado una textura simple. Cuando se emplean, el esmalte es natural, proviene de la ceniza de leña que cubre y disuelve las piezas mientras se hornean a alta temperatura. Maceta para bonsái de Echizen Bunzan, Ito Kaoru. Medidas: 23 centímetros de diámetro y 10 centímetros de alto. Colección Laos Garden.  Uno de los autores más conocidos de la región de Echizen, dentro de los ceramistas que crean macetas para bonsái, es Ito Kaoru, que firma sus obras con el sello «Bunzan. Para diferenciarlo de otros autores también llamados «Bunzan» añadimos Echizen a su nombre artístico. La arcilla que utiliza son mezcla del afamado barro de Echizen y Shigaraki, creando unas pastas únicas de formulación y producción propia. Se trata de lozas claras, grisáceas, con desgrasantes muy pequeños y oscuros. No utiliza moldes, todas sus macetas son creadas a mano y los esmaltes son realmente originales, coloridos y vistosos. En los últimos años, la mayoría de las macetas que llevan su sello son de sus estudiantes. La primera vez que vimos macetas de este autor, hace más de 15 años, fue en un vivero de Saitama, quedamos sorprendidos con aquellos coloridos esmaltes. Eran un conjunto de pequeñas macetas para mame y shohin. En aquel momento «no se llevaba» poner esmaltes tan llamativos, ni siquiera en macetas de pequeño tamaño. Creo que fuimos los primeros en atrevernos con estas macetas en Europa y hoy en día están muy cotizadas.

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Portada Watanabe Kakuzan Laos Garden

Pasión por la cerámica XIII. Watanabe Kakuyuki del horno Kakuzan.  

Kakuzan: una forma de hacer, un legado que perdura Ya hemos hablado en otros artículos sobre el fascinante viaje de las macetas para bonsái: su origen en la antigua China y su evolución a lo largo del tiempo. Hoy queremos centrarnos en un horno que representa a la perfección la tradición cerámica de Tokoname y su transmisión generacional: Kakuzan Toen (角山陶苑). Kakuzan no es solo un taller; es una auténtica escuela donde el saber hacer se comparte con las nuevas generaciones. Fundado en 1887, este horno centenario está actualmente dirigido por Watanabe Kakuyuki (盆栽鉢製造), la cuarta generación de la familia y el primero en dedicarse exclusivamente a la creación de macetas para bonsái. Nacido en 1949, Kakuyuki ha sido reconocido como maestro artesano ceramista por la Asociación de Promoción de la Industria de la Artesanía Tradicional. En Kakuzan, el conocimiento no se guarda: se transmite. Su padre, Yukio —tercera generación del linaje— fue quien lo formó, y hoy Kakuyuki continúa la tradición enseñando a su hijo… y también a sus nietos. Watanabe Kakuyuki en su juventud. En 1968, recién graduado de la sección de cerámica de la escuela secundaria de Tokoname, Kakuyuki se incorporó a una fábrica local, donde se formó en profundidad en técnicas de alfarería y llegó a supervisar la producción. La empresa se llamaba Datta Watakaku Seitou, conocida también como Watakado, y en aquel entonces era una de las compañías cerámicas más grandes e influyentes de Tokoname. En sus inicios, Watakado se dedicaba principalmente a la producción industrial de macetas en grandes volúmenes. Sin embargo, con el paso del tiempo, comenzó a integrar piezas hechas a mano, auténticos trabajos artesanales de alta calidad que, poco a poco, fueron ganando prestigio hasta convertirse en una de las señas de identidad del taller. A las puertas de Kakuzan Toen. A partir de 1983, Kakuyuki centró su trabajo en las macetas esmaltadas, perfeccionando una técnica que, con el tiempo, se convirtió en sello distintivo de su firma. Más adelante incorporó también la producción de macetas sin esmaltar, y hoy en día crea con igual destreza ambos estilos: piezas de líneas sobrias, corte clásico y una elegancia discreta que las hace altamente funcionales. Para él, la cerámica no guarda secretos. Su dominio del oficio le permite incluso modelar macetas de gran formato, que cuece en su imponente horno con la misma precisión que aplica a las piezas más pequeñas. Antigua maceta ovalada esmaltada en azul claro o azul de bebé «Kin» o «kinyo», Con una preciosa pátina, esta maceta se hizo a mano por Watanabe Kakuyuki. Medidas: 49,5 x 41,7 x 10,2 cm. Colección Laos Garden Una elegante y formal maceta para bonsái rectangular con un esmalte en crema con un sutil jaspeado. Medidas: 46,5 x 32,5 x 9 cm.  Colección Laos Garden. Para profundizar en el tema de los esmaltes: Los esmaltes en las macetas de bonsái I Los esmaltes en las macetas de bonsái II Los esmaltes clásicos en el taller de Yamafusa Los esmaltes clásicos en el taller de Koyo Toen La evolución de los esmaltes de la casa Yoshimura Shuuhou Kakuyuki trabaja con una gran variedad de arcillas, entre ellas la Tokoname-Udei, una pasta rojiza que se inscribe dentro de los estilos tradicionales shi-dei y shu-dei. Para las macetas de gran formato, sin embargo, recurre a un tipo de arcilla distinta: la Shouwa-dei, también conocida como haiiro no doro. Se trata de una pasta grisácea de origen chino que él mismo ha perfeccionado, añadiéndole una chamota especial que aporta mayor dureza y resistencia a la mezcla final. Todas estas arcillas destacan por su alta calidad y confieren a las piezas una gran durabilidad, algo fundamental en el mundo del bonsái. En cuanto a la técnica, el trabajo de Kakuyuki es sencillamente impecable: tanto la ejecución como el acabado de cada pieza reflejan un dominio absoluto del oficio. Y si bien sus macetas de gran tamaño son imponentes por su volumen y peso, también lo son por la precisión con la que están hechas. En próximos artículos hablaremos con más detalle sobre las dimensiones y proporciones de estas piezas excepcionales. Si quieres conocer más sobre los diferentes tamaños de macetas para bonsáis, puedes hacerlo en este enlace. Elegante maceta cuadrada de pasta grisácea, hecha a mano por Watanabe Kakuyuki. Medidas: 47,5 x 47,4 x 16,3 cm. Colección LaosGarden. En la siguiente foto se aprecia en detalle la chamota empleada. Maceta para bonsái de gran formato: 49,5 x 41,7 x 10 cm. La pasta rojiza es típica de la casa. Colección Laos Garden.  Si deseas profundizar en las características de estas arcillas y los distintos formatos de maceta, te invitamos a consultar los siguientes artículos: Las pastas en las macetas de bonsái (1ª parte) Las pastas en las macetas de bonsái (2ª parte) Las pastas en las macetas de bonsái (3ª parte) Kakuyuki trabaja en la planta superior del taller, mientras que en la planta baja se encuentra la escuela de cerámica, donde su hijo Koho y otros miembros de la familia continúan la labor diaria y formativa del horno. En el próximo artículo, en el que seguiremos explorando la historia de Kakuzan, hablaremos también de su presente y su futuro: Koho Watanabe, heredero natural de este legado cerámico. Plancha con algunos de los sellos más habituales de Watanabe Kakuyuki. Hace ya bastantes años, tuve la oportunidad de preguntarle personalmente por un sello en particular: una pequeña flor, como la que aparece en esta plancha. Con la amabilidad que lo caracteriza, me explicó que solo la estampaba en aquellas piezas con las que se sentía especialmente satisfecho. Desde entonces, he reunido una buena colección de estas delicadas flores incisas, de las que hablaré con más detalle en próximos artículos. Macetas en proceso de Koho Watanabe. Tornos de alfarero de la escuela Kakuzan. Pastas cerámicas recién llegadas al taller. Trabajo en proceso del señor Kakuyuki en el momento de nuestra última visita. Con el maestro Kakuyuki en su taller. Créditos:Fotografía Japón: Antonio RichardoTokoname.jpTécnicas del bonsái: John Naka  Archivo: Laos Garden

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Pasión por la cerámica V. Kataoka Toshio del horno Yamaaki

Descubriendo Yamaaki: el corazón ceramista de Tokoname Yamaaki 山秋 es, sin lugar a dudas, una de las casas ceramistas más antiguas y respetadas de Tokoname, cuna histórica de la alfarería japonesa para bonsái. Su horno, testigo de décadas de dedicación y maestría, ha sido dirigido a lo largo del tiempo por tres generaciones de artesanos que, con manos firmes y espíritu sereno, forjaron un legado de sobria belleza y perfección técnica. La historia comienza con Akiji Kataoka, figura preeminente en el periodo anterior a la consolidación de la firma, a quien se reconoce como la primera generación de Yamaaki. Le sucedió su hijo, Sadamitsu Kataoka, maestro artesano de notable talento, quien representó con honor la segunda generación. La tercera estuvo en manos de Toshio Kataoka, digno heredero de una tradición que ya era parte del alma de Tokoname. En su momento de mayor esplendor, Yamaaki llegó a emplear a más de veinte trabajadores, lo que da idea no sólo de su importancia local, sino del prestigio que sus piezas alcanzaron dentro y fuera del archipiélago japonés. En la actualidad, el legado de Yamaaki pervive bajo la dirección de Hiriaki Inoue, su representante actual, custodio de una herencia que resiste al tiempo con la dignidad propia de los oficios verdaderos. Detalle de la chimenea del antiguo horno de Yamaaki. Lámina en la entrada a los almacenes. El maestro Kataoka Toshio Toshio Kataoka, segundo hijo de Akiji —fundador del legendario horno Yamaaki— y hermano menor del maestro Sadamitsu, representa la tercera generación de una saga de artesanos que hicieron del barro un estilo de vida. Su nombre artístico, Shosenkaku (松泉), permanece en gran medida desconocido en Europa, donde sus piezas, citadas habitualmente con su nombre real, Kataoka Toshio, circulan entre coleccionistas y conocedores con la discreción que distingue a lo auténtico. Bajo su batuta, Yamaaki alcanzó su apogeo. La producción se diversificó y amplió sin perder la raíz artesanal que había sostenido la reputación del horno desde sus inicios. Toshio supo combinar tradición y modernidad, alternando cocciones en hornos de gas y eléctricos con una maestría que sólo concede la experiencia heredada y el rigor del oficio. Sus macetas, moldeadas a mano o empleando torno o moldes, se ganaron pronto el respeto de los alfareros dedicados al bonsái, ese arte que, como la buena cerámica, exige tiempo y precisión. A lo largo de los años, Yamaaki, bajo la mirada de Toshio, produjo todo tipo de piezas: grandes y pequeñas, esmaltadas o desnudas, de formas sobrias o atrevidas, con modelos que han envejecido con la elegancia que sólo el uso y el tiempo otorgan. Una parte esencial de su producción se centró en las grandes macetas sin esmaltar, piezas que, pese a su imponente volumen, sorprenden por su ligereza. Esto fue posible gracias a una rigurosa investigación sobre las pastas cerámicas utilizadas. Su textura y composición buscaban emular el grano característico de las antiguas macetas Udei chinas, y para ello no dudaron en importar shisa —una arcilla arenosa de tonos púrpuras— desde Gikou, en la provincia de Jiangsu. Así, lo que comenzó como una búsqueda técnica acabó por convertirse en un puente cultural entre Japón y China, una alianza silenciosa cocida a fuego lento en los hornos de Tokoname. El señor Kataoka Toshio ya retirado. Las pastas cerámicas empleadas por el horno Yamaaki reciben la denominación de Tokoname Udei, término que designa color y procedencia. Su uso constituye una expresión refinada del equilibrio entre técnica y legado cultural. Como veremos en la galería de este artista el abanico de pastas empleadas se centra en arcillas refractarias de alto contenido en hierro y tonos rojizos y marrones y en pastas más oscuras, grisáceas y negras.  En una próxima publicación abordaremos con mayor detenimiento los distintos tipos de pastas utilizados en la elaboración de macetas para bonsái, no únicamente en Tokoname —cuya relevancia histórica es indiscutible—, sino también en otras regiones de Japón. Asimismo, extenderemos la mirada hacia los centros cerámicos internacionales que, con respeto y pericia, han incorporado estas técnicas a sus propios contextos culturales y estéticos. Maceta cocida de la característica pasta Tokoname Udei, tan frecuente en las creaciones de este horno. Colección LaosGarden. Los hornos de Yamaaki cesaron su actividad hace ya algunos años. Según me confirmó el señor Yasuo Kataoka —respetado intermediario en el comercio de cerámica de Tokoname—, la fábrica cerró definitivamente en el año 2011. Su afirmación no dejó espacio para la duda, transmitida con esa serena certeza que sólo poseen quienes han sido testigos de la decadencia de la actividad en la zona. El señor Kataoka, siempre amable y generoso, tuvo la gentileza de compartir conmigo parte de su vasto conocimiento sobre numerosos artistas japoneses. Respondió a todas mis preguntas con paciencia y una sonrisa discreta, de esas que revelan más cortesía que condescendencia. Que sirvan, pues, estas líneas como modesto testimonio de gratitud y reconocimiento hacia él y su esposa, cuya hospitalidad y calidez dejaron en mí una huella imborrable. Yasuo Kataoka y su esposa. LaosGarden con Yasuo Kataoka e Hidemi Kataoka en una visita a Yoshimura Toen, más conocido en Europa como Shuuhou. A pesar de que los hornos ya no arden como antes, cada rincón del lugar parece guardar ecos del pasado: herramientas desgastadas por el uso, estanterías cubiertas de polvo fino, y piezas que aún conservan el aliento del fuego que les dio forma. Inoue no produce cerámica, pero cuida del lugar como quien custodia un legado, consciente de que lo que preserva no es sólo historia, sino identidad. En 2023 estuvimos en el antiguo horno y pudimos comprar algo del escaso material que les queda a la venta. Óscar y Víctor en las puertas del antiguo horno Yamaaki. En ambas fotografías, Óscar, eligiendo material para comprar.   Gran maceta de Akiji Kataoka con su «kiribako» de madera. Hoy en día, los vestigios que aún permanecen en los antiguos almacenes de Yamaaki están en manos de Hiriaki Inoue. Heredó el horno de su tío, y con él, la responsabilidad de conservar no sólo

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Los bonsáis en septiembre: «la magia del otoño»

Es maravilloso ver cómo pasan las estaciones en nuestros bonsáis, y el otoño tiene un encanto particular. Se va acercando el frío, y los árboles lo saben, es un momento de cambio para nuestros árboles, una época en la que nos regalan sus espectaculares colores otoñales, pero también son fechas en las que tenemos que ayudarles a resistir el invierno. Te lo contamos. ¿CÓMO DEBO CUIDAR MI BONSÁI EN OTOÑO? El otoño es una época en la que los bonsáis no crecen mucho, y la podemos aprovechar para mejorarlos, por ejemplo, limpiando la madera muerta, haciendo un alambrado detallado, seguir abonándoles, o si lo necesitan, incluso realizando algún trasplante. La necesidad de riego se reduce considerablemente, tenemos que partir de la base de que cada árbol, va a tener su propio comienzo de esta época, por lo que es muy importante estar atentos de cada bonsái.  TAREAS ESPECÍFICAS:  Alambrado: Si tenéis vuestro árboles alambrados, hay que vigilarlos, y tener en cuenta, que en esta fechas engrosarán, por lo que si el alambrado se va a clavar, es un buen momento para quitarlo.Si no habías alambrado tu bonsái, es una buena época para hacerlo, sobre todo los árboles caducifolios, ya que conseguirás, que cuándo llegue la próxima estación de crecimiento, ya están las ramas posicionadas.También puedes alambrar los árboles perennes, pero solo los que no quieras que den mucho cambio de posición, ya que las ramas están menos flexibles que en primavera. Poda y pinzado: En otoño, los árboles responden mejor a la poda que en verano, pero si queréis hacer una poda muy drástica, es mejor aplazarlo, pero cómo siempre recordamos que no es una regla exacta, ya que hay especies que tienen un crecimiento muy rápido, como es el caso de los olmos, y debemos elegir si les dejamos crecer hasta el final del invierno, o los pinzamos, elección que haremos en función de su crecimiento.En las especies de flor y fruto, recomendamos podarlas a mediados o finales de septiembre, de esta manera facilitaremos que aparezcan las yemas de flor antes del invierno. Madera muerta: La madera muerta en bonsái se refiere a las ramas o troncos que ya no tienen vida en el árbol. Aunque en ocasiones pueda parecer poco atractiva, la madera muerta puede ser una herramienta valiosa para crear un aspecto más natural y auténtico en tus bonsáis. Además, puede ser utilizada para dar forma y estructura a tus árboles, creando una apariencia más interesante y atractiva.El otoño, es un momento perfecto para trabajar la madera muerta de tus bonsáis, de esta manera:  Límpiala con agua y un cepillo de cerdas (plásticas) Después, con un cepillo de aluminio o cobre, haz un limpieza más profunda. Ves tallando la madera, con las herramientas necesarias  intentando siempre que quede lo más natural posible. Por último, utiliza una lija para darle un acabado más liso. Abonado: El abonado es una tarea que no debe faltar en todas la estaciones, pero en otoño, hay que cambiar el tipo de abono que suministramos. El abonado de otoño, sirve para cargar las pilas de nuestros árboles, y prepararlo para la primavera, por lo que lo haremos, hasta la recta final antes del invierno. En nuestro blog, puedes leer un artículo entero dedicado al abonado de otoño. Trasplante: No es el momento ideal para realizar un trasplante, por lo que nuestra recomendación, es que lo hagas sólo si es de urgencia, o que necesites cambiar la maceta, y que lo hagas intentando no cortar ninguna raíz muy grande. Por último, recordaros, que la bajada de temperaturas, y el aumento de la humedad, favorece la aparición de hongos, por lo que debemos proteger nuestros árboles con tratamientos fitosanitarios, y que en la medida de lo posible no se riegue por la noche, ya que por la noche aumenta la humedad. También es conveniente fumigar en esta época, ya que en otoño los insectos depositan un millón de huevos para su eclosión cuándo pase el frío, y evitaremos un montón de insectos en primavera. Esperamos que disfrutéis de vuestros árboles, en esta maravillosa estación, del otoño y su intensidad, protagonista de una explosión de colores en nuestros bonsáis.

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Pasión por la cerámica IV. Hattori Tomoyuki. Cultura japonesa: Maneki-neko.

Hattori Tomoyuki Hattori Tomoyuki, cuyo nombre da título a su propio horno, es uno de esos artistas hechos a sí mismos. Nacido en 1952 en Tajimi, en la prefectura de Gifu —territorio fronterizo de Aichi, donde se asienta Tokoname—, Hattori proviene de una tierra que respira arcilla y memoria: Tajimi, cuna de la cerámica de Mino, o Mino-Yaki, una tradición alfarera que se remonta a más de mil trescientos años. No se trata solo de historia: hoy, aproximadamente la mitad de la producción cerámica de Japón lleva el nombre de Mino, con sus esmaltes oribe y shino reluciendo como signos de identidad nacional. Hattori, sin embargo, no se conformó con la herencia local. Cruzó fronteras cuando emigró a la Alemania Occidental anterior a la reunificación, donde se formó en el Instituto de Cerámica Artística de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Koblenz. Europa, con su rigor y su pluralidad, dejó en Hattori una huella indeleble: una apertura de miras que lo convirtió en un ceramista atípico, más universal, más permeable al diálogo entre culturas. Fue en 1977 cuando comenzó a modelar sus primeras macetas para bonsái, pequeñas arquitecturas vivas donde la tierra y el arte dialogan en silencio. Su primer reconocimiento no tardaría en llegar: en 1980, su obra fue premiada en la exposición nacional “Enkoku Shobachi Meisakuten”. A partir de entonces, su trayectoria se ha jalonado de distinciones y homenajes. Ya instalado en Tokoname, la ciudad de los hornos eternos, Hattori vería su labor recompensada en múltiples ocasiones con el prestigioso Premio de Artes Cerámicas Nagamitsu. Porque Hattori Tomoyuki no solo moldea la tierra: moldea también una forma de ser, una manera de entender el tiempo y la belleza. Hattori fue, para nosotros, mucho más que un ceramista consumado: fue un espíritu entrañable, un artesano de la materia y de la amistad. Su maestría en el oficio, evidente en cada pieza nacida de sus manos, se veía acompañada por una simpatía natural, una amabilidad serena que convertía su taller en una cita ineludible, un pequeño santuario de hospitalidad y belleza. Hace poco, Hattori nos dejó, y en nuestro último viaje a Tokoname, en 2024, nos golpeó la tristeza de no poder rendirle nuestra visita acostumbrada, de no hallar encendida la morada que fue su taller y su hogar, donde el arte y la vida convivían en íntima armonía. En el jardín de Hattori en 2016.  Muy cerca de dónde vivía, llamaba la atención una escultura de una enorme cabeza de gato. Era casi un ritual pasar por el maneki-neko de camino a casa de Hattori. El maneki-neko, (招き猫), es quizás, uno de los amuleto de la suerte más conocidos en la cultura japonesa.  En el jardín de Hattori, en aquel año de 2016, se erguía, a escasa distancia de su residencia, la imponente escultura de una cabeza de gato, una figura singular que no podía sino atraer la atención de cuantos por allí transitaban. Había convertido en un hábito casi ceremonial el hecho de pasar ante el maneki-neko camino a casa de Hattori, como quien rinde un discreto homenaje.El maneki-neko —招き猫, para decirlo con la grafía que le es propia— constituye, sin duda, uno de los amuletos de la fortuna más reconocidos y venerados dentro de la vasta cultura japonesa. Pero aquel, plantado en el jardín de Hattori como un vigía de los días, no era mero objeto de superstición: era emblema, era símbolo, era la memoria pétrea de una esperanza antigua, erigida en medio del tráfago cotidiano. Tokonyan,la cabeza de gato gigante que da la bienvenida a los visitantes de la ciudad de Tokoname. Trás cruzar el puense se llegaba a casa del maestro. Con 3,8 metros de altura, la escultura sólo tiene la cabeza y la pata del gato, dando la impresión de que es una construcción mucho más grande. Historia del Maneki-Neko Este simpático gato, con su patita levantada, es conocido internacionalmente, curiosamente, mucha gente piensa que es chino, pero no, es cien por cien original de Japón.   La historia del maneki-neko se remonta al periodo Edo, (1603-1868) en Japón. La creencia popular  relaciona a los gatos la capacidad de ahuyentar a los malos espíritus, por lo que los comerciantes de aquella época, empezaron a colocar estatuas de gato en la entrada de sus tiendas y de sus negocios para atraer la buena suerte. Cuenta una leyenda del siglo XVII, en el período Edo, que había un templo muy pobre llamado Gotokuji. El anciano monje que lo habitaba compartía la escasa comida que tenía con Tama, una pequeña gata.El acaudalado señor  feudal de la zona, Ii Naokata, fue sorprendido por una gran tormenta mientras cazaba y se refugió bajo un árbol muy cerca del templo. Cansado, hambriento y abatido, vio una gata blanca, negra y marrón que le hacía señas levantando la pata para que se acercase al templo Gotokuji.Cuando Ii Naokata se acercó a la gata cayó un rayo sobre el árbol que le cobijaba. En el templo pudo descansar y comer algo. El señor feudal quedó tan agradecido que donó al templo campos de cultivo, financió las reparaciones y lo dotó con financiación haciendo del templo un lugar rico y prospero.Con el paso del tiempo, el maneki-neko se fue haciendo más popular, y hoy en día, es un símbolo cultural muy habitual en Japón y en muchas otras partes del mundo.  Existen muchas variedades del maneki-neko, y cada una tiene un significado diferente.  SIGNIFICADO DEL MANEKI-NEKO Este gato es muy querido por los japoneses, y cómo decimos, es muy común verlo en cualquier casa o establecimiento, ya que se cree que llama a la prosperidad, el existo, el dinero y la felicidad.  La escultura representa un gato doméstico, sentado, de la raza bobtail japonés, con una patita levantada en señal de llamada, y no saludando, como la mayoría de la gente piensa  Existen diferentes tipos de significado del maneki-neko, dependiendo de cómo esté representado: SOSTENIENDO UNA MONEDA: Atrae la riqueza y la prosperidad financiera. PATA IZQUIERDA LEVANTADA: Atrae a los clientes al negocio. PATA DERECHA LEVANTADA: Atrae el dinero. SOSTENIENDO UN

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¿Qué maceta necesita mi bonsái?

Bien si eres un aficionado del mundo del bonsái, o si estás empezando a serlo, seguro que alguna vez te has preguntado ¿Qué maceta es la adecuada para mi bonsái? Elegir la maceta adecuada para cada árbol es muy importante para su cultivo y sus cuidados, por eso vamos a dedicar nuestro artículo de hoy, a ayudarte a decidir cuál les la mejor. Seleccionar la mejor maceta para tu bonsái, en ocasiones, puede convertirse en una tarea nada fácil, ya que hay todo un mundo fascinante detrás de las macetas para bonsáis, y muchas especies de árboles que requieren una maceta específica, algo que puede marcar la diferencia en su crecimiento y estética. ¿QUÉ MACETA ESCOGER? Bonsái significa literalmente bon “bandeja” o “recipiente” + sai “cultivar”, por lo tanto, la maceta es parte indisociable del árbol y el bonsái se entiende como el conjunto que conforman árbol y maceta, y esta última marcará significativa la belleza de nuestros bonsáis. Una de las fases más importantes de nuestros árboles es el cultivo. En esta etapa, lo importante es el crecimiento de la planta y para ello se necesitan recipientes donde puedan desarrollarse cómodamente, adquiriendo conicidad y densificando el follaje. El material de la maceta es el gran factor a tener en cuenta a la hora de elegirla, ya que cada tipo de material tiene sus ventajas, y algunos factores que tienes que tener en cuenta: MACETAS DE PLÁSTICO La gran ventaja de éstas macetas, es que son más ligeras y fáciles de manejar, además de más económicas, por lo que las convierte en una gran opción para iniciarse en el mundo del bonsái.  También son una elección práctica si necesitas mover de lugar constantemente tu bonsái. MACETAS DE CERÁMICA Éstas macetas son mas duraderas, y capaces de mantener una temperatura más estable en el sustrato, por lo que son más apreciadas y las más utilizadas.  Dentro de las macetas de cerámica, existen las que están esmaltadas (favorecen la retención de humedad) y sin esmaltar (mayor aireación) Todas nuestras macetas de cerámica, proceden de japón, mas concretamente de Tokoname. Existen también macetas de madera o de metal, pero prácticamente no se utilizan para los bonsáis.  La elección de una maceta de plástico o de cerámica, dependerá de tus necesidades y preferencias personal, aunque también debes de tener en cuenta la especie de tu bonsái, y sobre todo, asegurarte de que la maceta tenga un drenaje adecuado, para que no se acumule el agua en el fondo. MAS CONSIDERACIONES A TENER EN CUENTA Las dimensiones también importan, especialmente para especies que son más jóvenes, ya que en estos casos recomendamos que la maceta sea más grande. De lo contrario, si el árbol es ya viejo, podemos trasplantarlo a una maceta más pequeña, que formará el conjunto más estético. y bonito. Lo importante, es que tengas siempre en cuenta, que la forma y dimensiones de la maceta que utilices influirá en el desarrollo y cultivo del árbol:  FORMA: Relevante desde una perspectiva estética. Por ejemplo, si tu bonsái es en cascada, lo ideal será que utilices una maceta alta y estrecha, mientras un estilo más formal, quedará mejor en una maceta más baja y plana. LONGITUD: Las longitudes de la maceta, sobre todo afectan a las raíces de tu bonsái, por lo tanto tienen que ser adecuadas a éstas. Si la maceta es demasiado pequeña, y no deja crecer de una manera sana las raíces de tu árbol, afectará de manera negativa en su crecimiento. PROFUNDIDAD: La profundidad también es un factor clave a tener en cuenta a la hora de elegir nuestra maceta, ya que debe de ser suficientemente profunda para mantener la estabilidad del bonsái, ni demasiado profunda ni demasiado poco. ESPACIO: Tiene que tener suficiente espacio para albergar el sustrato, ya que cómo hemos comentado en varias ocasiones, un buen sustrato es esencial para un crecimiento saludable del árbol. ¿ES IMPORTANTE EL TAMAÑO DEL BONSÁI? Claro, la elección de la maceta debe de seguir siempre unas reglas de estilo y sobre todo de proporción.   Por lógica, cuánto más grande sea el bonsái, más grande y profunda debe de ser la maceta, para que esté equilibrado, y lo mismo con los bonsáis pequeños, maceta pequeña y elegante para que se vea estético.   Otra cosa a tener en cuenta, es que el bonsái irá evolucionando, así que si no piensan trasplantarlo, mejor que la maceta tire a un poco más grande, aunque no es lo ideal, porque como decimos, deberían ser de tamaño similar y proceder a trasplantar el árbol cuándo sea necesario. Recuerda que los trasplantes se realizan entre uno a tres años, dependiendo de la especie del bonsái, la edad que tenga o el clima. Si aún leyendo nuestro artículo todavía tienes dudas, o no tienes muy claro que maceta necesita tu bonsái, no dudes en contactar con nosotros y en entrar en nuestra página web, dónde podrás encontrar una amplia selección de cerámicas que te permitirán escoger la más adecuada para el grado de formación, tamaño o estilo de tu árbol: MACETAS.   FILTROS PARA BUSCAR MACETAS EN LA WEB DE LAOS GARDEN Os dejamos también este vídeo, que creemos que te va a resultar de mucha utilidad para buscar la maceta que necesitan tus bonsáis. Además podrás filtrar por tamaño, precio, color, origen, procedencia…y así escoger la maceta que más te guste y se adapte a tu árbol, y a tu bolsillo! https://youtu.be/KFifId-IO94

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